Con la petición de mantener los celulares prendidos con volumen bien fuerte, Luciano Saracino arrancó la mesa de ‘Géneros fronterizos. Innovaciones narrativas a partir de los recursos de la web’, donde él y otros cinco escritores argentinos hablaron de cómo la tecnología se relaciona con su oficio. “Mi patria es la escritura, y la frontera que divide son las historietas, el fútbol, cocinar”, dijo Saracino, que hace cómics y cuentos para niños.
Carlos Busqued (@carlosbusqued) dijo que “hubiera sido muy lindo ser escritor en 1800, uno tenía el monopolio de la atención… Ahora tienes que ser mejor y cortar las boludeces. Te obliga a ser interesante”.
Poeta y activista cultural, Tálata Rodríguez (@TalataRodriguez) dijo que ella no cree en las fronteras ni en el territorio, por eso ha desarrollado proyectos transmedia que alimenta de palabras generadas en correos y conversaciones electrónicas.
Para Samantha Schweblin (@sschweblin) la tecnología son licuadoras. “Todas las áreas del arte, excepto la literatura, necesitan otra tecnología. Pero la literatura se conserva impoluta. La tecnología sólo es un soporte. La tecnología la tenemos en la cabeza”.
A Fernanda García Lao (fernandagarcialao.blogspot.com) tampoco la convencen las nuevas tecnologías ni las redes sociales. Además de que, asegura, pierde mucho tiempo leyendo mensajes de lectores insatisfechos y bloqueando trolls, dice que “la amenaza es la velocidad y es la idiotez. Uno necesita tiempo. Somos todos esclavos de nuestra propia idiotez. Tenemos que construir falsamente un yo que mostrar. Un superyó medio pelotudo… La verdadera revolución sería cortar la luz”.
Tálata contó muy emocionada que alguien lanzó una versión de Moby Dick escrita en emoji. Fernanda, apocalíptica, dijo: “Me dan ganas de llorar”. La primera, sin embargo, reviró con que el emoticón es el esperanto que sí funcionó (y el público soltó un “¡Ooooh!” al unísono). “El rock se sentía como una amenaza. El libro como amenaza de la memoria. Sigue habiendo conciertos y Beethoven sigue siendo interpretado”, dijo Tálata.
Se planteó el tema de la brecha digital, y Carlos Aletto (@carlosaletto, quien, por cierto, contó de cómo una vez leyó una novela completa en su pantalla de 42” y la disfrutó muchísimo) lo puso bien claro: “Con los libros fue necesaria la alfabetización, para que todos pudieran leer. Ahora es necesaria la alfabetización digital”.
(Tamara De Anda)