La historia de este libro comenzó hace 17 años, cuando el sello Times Editores (el mismo que publicó Regimiento Lolita, de Guillermo Fadanelli, y Yonke, de Pepe Rojo) presentó ante los lectores mexicanos la obra de un joven diseñador gráfico llamado Bernardo Fernández, un libro de relatos titulado ¡¡Bzzzzzzt!! Ciudad Interfase.
El tiempo siguió y en 2004 el Fondo Editorial Tierra Adentro lanzó el segundo libro de cuentos de Bef: El llanto de los niños muertos. Y ahora, luego de varios premios nacionales e internacionales obtenidos y traducciones a muchos idiomas, Océano ha decidido recuperar algunos de los cuentos de Bef y reunirlos en un solo volumen.
“Durante mucho tiempo fui cuentista de literatura fantástica. Alguna vez, el exmarido de una examiga, quien se decía escritor, me mandó decir con ella que cómo estábamos en el sótano. ‘¿A qué se refiere?’, pregunté. ‘Sí, dice mi esposo que la ciencia ficción es el sótano de la literatura mexicana’. Mmm. Bueno, 15 años después aquel hombre permanece en el anonimato y yo… Yo sigo aquí”, dice el escritor en el texto que cierra el libro.
Además de ser muy divertidos, todos los relatos reunidos en este volumen tienen en común una cosa: se trata de escenarios en los que el ser humano siempre sale perdiendo. Por ejemplo, en Las últimas horas de los últimos días, una pareja de jóvenes vagabundea por una Ciudad de México en ruinas mientras espera que un cometa impacte la Tierra.
El cuento titulado Están entre nosotros habla sobre la presencia de extraterrestres en nuestro país: por ejemplo, durante el Mundial de 1986 se disfrazaron como hooligans, fueron los responsables del asesinato de Manuel Buendía y lo intentaron con Luis Donaldo Colosio, pero el candidato priista alcanzó a escapar. Y La sangre derramada por nuestros héroes (un guiño a la novela de Philip K. Dick El hombre en el castillo) se aventura a contar un posible escenario si los nazis hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial.
Escenarios para el fin del mundo.
Bernardo Fernández Bef. Océano. México, 2015. 188 páginas. 225 pesos