Las listas, sobre todo en la literatura, nunca suelen ser bien vistas. Entre muchas cosas más, se les tacha de clasistas, reduccionistas, parciales, fragmentarias. Muy pocas veces alguien queda contento. Y es que, parece, son consideradas más como algo definitivo, escrito en piedra.
Yo creo que el problema está en tomárselas demasiado en serio. En realidad, las listas pueden ser bastante útiles si se les ve como un medio y no como un fin. A partir de ellas se pueden descubrir nuevos nombres, nuevos libros, nuevos intereses, nuevos gustos.
La primera analogía que se me ocurre es que se trata de un menú de degustación. Con estos proyectos, el lector tiene la oportunidad de probar un poco de varios autores, y después decidir si encontró algo interesante.
Desde 1996, cada década, la revista Granta reúne a un jurado para elegir los nombres de los 20 o 21 mejores escritores de una generación -también lo han hecho con los escritores británicos y, recientemente, con autores en español-.
En la primera edición incluyeron a autores como Jeffrey Eugenides, Jonathan Franzen y Lorrie Moore. Mientras que para la segunda, se eligió a Daniel Alarcón, Kevin Brockmeier, Judy Budnitz, Jonathan Safran Foer, Nicole Krauss y Karen Russell.
La lista de este año tiene algunas particularidades. Por ejemplo, es la primera vez en que se incluyen más mujeres (12) que hombres (9). Los lectores hispanos encontrarán algunos conocidos, como Jesse Ball, Emma Cline, Ben Lerner y Garth Risk Hallberg.
Yo hallé grandes sorpresas como Mark Doten, quien escribe sobre el inicio de la Tercera Guerra Mundial durante el gobierno de Donald Trump, o Rachel B. Glaser, quien narra el regreso de una mujer a su pueblo tras la muerte de su madre.
En pocas palabras, vale mucho la pena echarle un ojo a este libro y descubrir parte de la narrativa que se está escribiendo en Estados Unidos.
(Los mejores narradores jóvenes de Estados Unidos, V.V. A.A., Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2018, 340 páginas, $424)