Las ampliaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, durante la década pasada, nos arrebataron uno de los placeres simples de la vida: ver la forma en que los aviones maniobran, aterrizan y despegan. Bardearon todo (no fuéramos a planear algún acto terrorista por andar de mirones) y nomás dejaron el famoso “MacPuente”, el paso peatonal de Boulevard Puerto Aéreo y Norte 25, donde la gente sigue encaramándose para apreciar y fotografiar el milagro tecnológico de la aviación. Por fortuna existe Skyline Coffee.
Hace unos meses abrió Skyline Coffee. Está en el piso de arriba de Aeronacional, una escuela de vuelo con más de cinco décadas de historia. Al ampliarla, se dieron cuenta de que podían aprovechar el primer piso al poner un café que sirviera como mirador. En vez de una aburrida pared, cubrieron el frente con un ventanal de piso a techo. Ahora, vecinos, trabajadores de la zona, viajeros con tiempo que matar en una escala y curiosos en general pueden venir a echarse un tentempié, una bebida caliente y/o un postre mientras contemplan las pistas del aeropuerto.
El secreto de este lugar, de por sí poco conocido fuera del círculo de spotters y aficionados a la aviación, es que los sábados y domingos abren la azotea al público. En este espacio, donde entre semana los alumnos de la escuela realizan sus prácticas, se pueden lograr fotografías impresionantes de los aviones que están por aterrizar. El plan para los próximos meses es acondicionar la terraza con banquitas, mesas y plantas, y así sacarle todo el jugo posible a esta ubicación estratégica… de aquí a que abran el nuevo aeropuerto.
Dice Edmundo Iturralde, uno de los socios de la cafetería, que quieren recuperar la tradición familiar de venir a observar los aviones. Porque si uno como adulto queda boquiabierto con estas naves, con todo y nuestra capacidad de asombro pisoteada por el cinismo, para los niños es un espectáculo inigualable.
Skyline Coffee está en la planta alta del Eje 1 Norte Fuerza Aérea Mexicana y la Calle 28, en la col. Federal. Llegar en coche es complicado, lo más sencillo es bajarse en Metro Hangares y caminar. Abre de martes a domingo de 9 a 21 horas, y los sábados y domingos en la tarde se puede subir a la “zona roof”.
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