Diego Enrique Osorno nos habla de la vida de Carlos Slim, sus orígenes libaneses, su manera de amasar una fortuna y su cercanía con el gobierno
Carlos Slim fue un niño al que siempre le agradaron de sobremanera las matemáticas, en las cuales ha destacado durante toda su vida. De chico, iba anotando en una pequeña libreta las canicas, dulces, tacos y en general todo lo que compraba, para llevar un control de lo recibido, gastado y ahorrado. A los 15 años ya contaba con 40 acciones de Banamex.
En Slim, biografía política del mexicano más rico del mundo (Debate, 2015), Diego Enrique Osorno nos detalla el perfil completo del hombre que llegó a encabezar las listas de los más ricos sobre el planeta.
En un país hundido en la pobreza, el hijo de libaneses radicados en México ha multiplicado su fortuna entre críticas de prácticas monopólicas, cercanía gubernamental y acusaciones por parte de Televisa y TV Azteca de interrumpir el libre mercado. Osorno nos cuenta esto gracias a las entrevistas realizadas a amigos, colaboradores, trabajadores y un largo etcétera que llega hasta sus raíces libanesas.
Después de varios años de investigación y más de 100 entrevistas, el periodista nos entrega un retrato del hombre que ha convivido tanto con políticos de la calaña de Carlos Salinas de Gortari, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto como con diferentes presidentes latinoamericanos, empresarios, actrices, en fin, donde pone el ojo… pone inversiones, tratos, ganancias y lo que su visión empresarial le permita.
Pero no todo es un frío cálculo en la mente de Slim, en el mundo ha ayudado a cerca de 36.2 millones de personas, aunque también celebró a Marcial Maciel en un exclusivísimo hotel de Nueva York, antes de verse relacionado en casos de abuso sexual y corrupción. ¿Cuál de los dos ingenieros -como gusta de ser nombrado- es el verdadero?, ¿el que se toma fotos con políticos de todos los colores?, ¿el “ogro filantrópico” que dona millones generados en un día trabajado? De todo esto nos cuenta el también autor de El Cartel de Sinaloa.
México, su bastión empresarial, donde el Centro Histórico de la Ciudad de México funciona como un monópoli a gran escala gracias a la compra de varios edificios, lo ve como el hombre más rico del mundo en un país donde campesinos sobreviven con un peso al día.
Fotos: Cuartoscuro.