En una ciudad en donde la lógica es tan difícil de explicar, la ficción se convierte en una buena alternativa a la realidad
Uno tiene que reconocer que, cuando se lo proponen, nuestros gobernantes siempre se las arreglan para verse aún más ridículos e ineficientes de lo que aparentan. Vaya, pareciera que está en su ADN y, si no, preguntémosle al flamante secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida, encargado máximo de resguardar la seguridad de los habitantes en la Ciudad de México y quien declaró en entrevista con Denise Maerker que los videojuegos son en parte responsables del aumento de la violencia en nuestra ciudad.
“No queremos mitificar este tipo de juegos, pero si hablamos del uso de la violencia exacerbada, este es un caso, los videojuegos. Tenemos también el caso de la visión que hoy existe en algunos seriales televisivos, donde vemos la apología del delito de manera natural, la apología del delincuente organizado, el uso de las armas, hay escenas de tortura en la televisión hoy que es increíble poder tener acceso a ellas y que puedan ser vistas, aunque sean en horarios nocturnos, por jóvenes y quizá algún niño que se desvela”, dijo.
A cualquier persona en el mundo le parecería ridícula esta declaración por parte de un encargado de seguridad pública. Pero después de meditarlo por unas horas, he llegado a la conclusión de que tal vez ¡Hiram Almeida es un genio! Y es que bajo esa óptica, ¡todo tiene sentido!
A la mejor los taxistas chilangos, los microbuseros y los choferes de transporte público y de carga manejan como animales por culpa del Mario Kart.
Que de unos años para acá, la ciudad se haya convertido en un caos lleno de construcciones irregulares, violando usos de suelo a diestra y siniestra, es completamente culpa de Minecraft.
Que los policías te corretean para pedir mordida es gracias a Pacman.
Las peleas entre barristas en los estadios es, claramente, culpa del “violentísimo” FIFA.
Que de unos meses para acá se haya desatado una ola de asaltos en cada esquina es gracias a Grand Theft Auto.
Que haya abusos militares, como el caso de Tlatlaya, es atribuible a la saga Call of Duty.
Y, por supuesto, el aperre en estaciones de Metro y Metrobús es solo un experimento de Tetris.
Ahora bien, si se preguntan por qué nuestros políticos se aferran a decir que todo marcha de maravilla, tal vez sea porque creen que gobernar esta ciudad es como administrar su granjita de Facebook.
Y así es como, de repente, todo está claro y al fin tiene sentido…
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