Se lleva a cabo el cierre de casillas, después de la jornada electoral en el Estado de México, para elegir Gobernador/a.
7 de junio 2017
Por: Sopitas

Ganaron, perdimos

Sopitas escribe este día sobre los ganadores y los perdedores de las pasadas elecciones en el Estado de México

Ahora entiendo aquella frase que dice “la casa nunca pierde”

Domingo, seis de la tarde. La postal era tan ridícula que ningún guionista se hubiese atrevido a ponerla dentro de algún argumento de comedia. ¡TODOS los candidatos se asumían como ganadores de las elecciones! Vaya, en algún momento llegué a pensar que me había metido a alguna charla motivacional, de esas en donde “todos somos ganadores”.

48 horas después de las elecciones sigo sin saber cómo interpretar lo que sucedió  este fin de semana en el Estado de México, partiendo de que, en teoría, este proceso era una plataforma para lo que nos espera en los próximos meses rumbo al 2018.

No hay que ser un genio para darse cuenta de que ¡ALGO ESTAMOS HACIENDO MUY MAL! Y parto del hecho de que en nuestro día a día nos quejamos del poco respeto que como ciudadanos tenemos hacia la autoridad, una autoridad que, dicho sea de paso, tampoco se ha hecho respetar. Mucho menos la electoral, la misma que habría de ser uno de los máximos referentes de transparencia, justicia y equidad de nuestro país. En cambio, son el hazmerreír de absolutamente todos. Los partidos políticos rebasan topes de campaña porque es más fácil pagar una multa que perder una elección. Funcionarios públicos que sin el menor remordimiento intervienen programas sociales y recursos públicos en beneficio de sus candidatos, quienes a través de discursos, spots y espectaculares prometen acabar con la corrupción, cuando ellos son los primeros en omitir las irregularidades que ocurren en sus propias campañas.

¿El resultado? El delirio que tenemos como país. Y seamos claros en una cosa: no importan los colores, partidos o candidatos, ¡no hay uno solo que se salve!

Lo que es peor: la pesadilla por la que acabamos de atravesar es tan solo el prólogo de lo que nos espera de aquí hasta las elecciones presidenciales del 2018. 

Si hay algo que podemos sacar de estas elecciones es una profunda reflexión de lo que estamos viviendo. ¿Qué dice de nosotros el hecho de que el candidato del partido que creó, solapó y protegió a personajes como Duarte, Borge, Granier y compañía haya sido el ganador de un ejercicio electoral?

No nos hagamos bolas, en el país de los “moches”, de los “huachicoleros” y el “mapacheo”, cada vez que ellos ganan, nosotros siempre perdemos.

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