La Susana de 10 años era una niña que corría descalza por las calles de Monclova compitiendo con sus hermanos a ver quién aguantaba más tiempo sobre el asfalto a cuarenta y tantos grados. Compraba de fiado en la tiendita de Don Pepe y se la pasaba en la calle jugando con sus amiguitos. Lo que más quería era ser maestra; no sabía de qué ni por qué (pues era mala estudiante), pero tenía muchas ganas de enseñar a los demás y acercarlos a la literatura como su mamá hacía con ella. Sin embargo, descubrió su vocación; el poder de su voz y lo que podía provocar en las personas cuando cantaba en la escuela o en la iglesia. Y aunque siempre cantó de manera ocasional y tenía su pequeñito público, fue hasta adolescente que descubrió la ópera y, en el instante en que la escuchó por primera vez, decidió que quería dedicarse a eso. Empezó entonces una carrera a escondidas de sus papás en la Escuela Superior de Música en Monterrey, lugar en el que conoció el trabajo en equipo y a sus primeros maestros.
En dos mundos
La carrera de Susana Zabaleta es muy particular porque ha sabido pertenecer a dos mundos muy separados en nuestro país: el comercial y el cultural. Una vez, un maestro le dijo “¿Qué prefieres: llegar en un vocho a Bellas Artes o en limusina a Televisa?”, a lo que ella respondió: “Las dos”. Desde el inicio, la cantante ha hecho lo que se le antoja: desde ópera, hasta telenovelas y películas, sin seguir una línea y sin miedo a los juicios.
En sus intereses como artista hay temas relajados, pero también algunos muy sombríos o clavados. Un ejemplo de lo último es el ciclo de charlas sobre literatura que organizó en las librerías Gandhi, donde a través de redes sociales convocaba a sus fans para que leyeran un libro juntos y se reunieran con ella a comentarlo. Con este ejercicio, varias décadas después de haberlo deseado, pudo hacer realidad su sueño de compartir la literatura que le interesa, pues Susana cree firmemente que todas las personas tienen derecho a tener contacto directo con el arte.
Zaba Vengadora
Como todas las cosas que se le ocurren a Susana, Zaba Vengadora surgió de una experiencia que la marcó y que devino en un proyecto creativo. Después de un asalto en su propia casa, la artista decidió crear un personaje que es ella misma en caricatura de superheroína dibujado por el artista gráfico Raúl Cruz. Zaba Vengadora representa una cuenta de Twitter en la que se pueden denunciar delitos (sobre todo robos y violencia) para prevenirlos y también para consolar de manera solidaria a quien ya los sufrió. Esta heroína, además de acompañar a los que lo necesiten para enfrentar una difícil situación, ayudará a canalizar su caso con la instancia correspondiente, con el único interés de crear una comunidad en la que no reine el miedo y en la que la denuncia sea la voz de todos.
(Miréia Anieva)