Esta es una recomendación que me cuesta. Quizá tengo celos. No quiero que vayan, pero sí, pero no. Solo lo he compartido con gente a la que quiero y como ya quiero este espacio, pues va.
Si pasas a pie a su lado, es posible que ni la veas. Si la notas, es posible que no te den ganas de entrar. Entra. O no. Como quieras.
No es bonita, pero tiene todo lo que una buena taquería necesita: excelente carne bien cocida al vapor, una salsa brutal que pica pero es adictiva, limones con mucho jugo, buena tortilla que no se rompe, porciones abundantes, precios bajos y trato cálido. Tantán.
No tiene nombre. En la fachada solo hay un rótulo raído que dice “Tacos de cabeza”, pero la gente del barrio le dice “Tacos Arturo” (Hortelanos 9, Col. Morelos). Yo digo “Tacos de a uno”, porque la primera vez que fui pedí “tres de lengua, solos”, y Arturo, el dueño, me dijo: “Mejor le traigo uno, y si quiere más, me dice”. Le hice caso y con el primero tuve.
Arturo es el taquero más generoso de esta ciudad. Primero: la tortilla es de las grandes —tamaño 14—, no de las taqueras. Segundo: cada taco viene con dos copias. Tercero: la porción de carnita es ENORME, no exagero. Entonces “un taco” en rea- lidad son tres taquitos gorditos y hermosos, y solo cuesta […redoble de tambores…]: $34.
En el local solo hay tres ollas tamaleras que contienen trompa, cachete, maciza, molleja, ojo, lengua y sesos, todo al vapor. Tip: combina. Las mezclas más ricas son: cachete con maciza y lengua con cachete. Para beber solo hay refrescos y no hay postres.
Decir que estos son los mejores tacos de cabeza en la ciudad es una falacia, pues “los mejores” no existen, no pueden existir, pero es la más atinada forma que tengo para describir su perfección. No se necesita mucho para hacer un buen taco de cabeza, que te deje los labios brillosos, los dedos pegajosos y el cuerpo satisfecho. Arturo encontró esa fórmula.