Trumpada, Trumperro, Trumposo, Trump, Trump, Trump. En estos días es el apellido que más ha corrido la tinta de imprentas y el más escrito en cada esfera de internet; el nombre más pronunciado en noticiarios, mesas de análisis y debates sobre encuestas que ya están más hundidas que la clase política en su credibilidad.
Los analistas y los periodistas que se tomaron muy en serio sus juegos de predicciones apenas van reponiéndose del shock. El resto del mundo también. Si de por sí el panorama ya era preocupante, ¿qué sucederá ahora? La incertidumbre es hoy nuestra única certeza. Más si hablamos desde México.
¿Qué puede hacer el arte en este contexto? El vínculo de las prácticas artísticas con su entorno es ineludible. Un ejemplo reciente es la manera en que las artes escénicas han buscado nuevas formas de representar y presentar esa violencia que ha atravesado a todo nuestro país desde que inició la guerra contra el narcotráfico. Una violencia que ha sido contenedor, forma, metáfora y hasta gesto en cualquier tipo de teatro: documental, clásico, experimental, expandido.
Precisamente, durante este mes y diciembre se presenta en el Museo Universitario del Chopo la residencia La herida y el cuchillo con los artistas argentinos Maricel Álvarez y Emilio García Wehbi, que tiene como punto de partida esta discusión. Bajo la coordinación de Mariana Gándara, esta residencia incluye, entre otras actividades, un conversatorio muy pertinente para pensar el arte en estos tiempos convulsos: La ética de la presentación y la representación de la violencia. Una invitación abierta a todos los interesados porque con o sin Trump, y más allá de la relación con Estados Unidos, México aún tiene muchos problemas por resolver. El día 18 de noviembre de 2016 a las 20 h, la entrada es libre.