Con tan solo 27 años de edad, el director Diego del Río se ha consolidado en la escena teatral de nuestro país gracias a obras como El chofer y la señora Daisy, Rent y Espejos.
Historias cotidianas son el alimento de Diego del Río, director de teatro, quien es una de las jóvenes promesas mexicanas de este arte. Estudió en la UDLAP, en Puebla, porque se ganó una beca; sin embargo, Diego es chilango de corazón. A sus 23 años, dirigió su primera obra y desde entonces no ha dejado de trabajar con mucho éxito.
¿Qué experiencias te ha dejado colaborar con grandes actrices como Diana Bracho, Ludwika Paleta y María Rojo?
Ha sido increíble. Son actrices que, además de ser famosas, son muy talentosas y disciplinadas. Son cómplices con quienes me he sentido muy cómodo colaborando, incluso me inspiran mucho. Su trabajo me motiva como creador. Diana y Ludwika son las actrices con las que más he trabajado y disfruto mucho haciéndolo.
¿Por qué decidiste dedicarte a esto?
Desde niño tenía muy claro que quería hacer teatro. En mi casa siempre fue bastante natural porque mi papá escribió teatro, de hecho se dedicó a eso un tiempo; mi mamá, aunque es periodista y terapeuta, estudió con Manolo Fábregas en la prepa. El teatro desde siempre ha sido algo muy natural y ha sido muy cotidiano, mío y de mis hermanos.
¿Qué es lo más difícil de ser director?
Encontrar las historias que quieres contar. Como director, paso gran parte de mi tiempo buscando historias. Por otro lado, el reto siempre es —no lo veo como algo difícil, sino como algo que demando— poder comunicarte con cada actor en la individualidad. Cada uno tiene una peculiaridad y, como director, debes ver cómo le llegas de manera más clara y directa al corazón, para que pueda representar el rol que quieres, entonces hay que generar estrategias y eso es padrísimo.
¿Qué clase de historias son las que más atraen tu atención?
Las que tienen complejidad. Me interesa contar la historia de personajes reales, que viven temas cruciales, como las dinámicas familiares. Otro tema que me llama mucho es cómo enfrentar una pérdida. Las tragedias cotidianas son las que me interesa plasmar y personajes con los que el público se pueda identificar. Para mí, el teatro es un pedazo de realidad.
El teatro es algo común en tu vida, ¿pero qué significa para ti?
Es mi casa. El teatro ha sido el lugar en el que me puedo expresar, donde puedo construir universos junto con otros creativos. Es donde más cómodo me siento. Me siento en casa haciendo teatro.
¿Sientes alguna presión al escuchar que Diego del Río es una joven promesa del teatro mexicano?
No. Me siento honrado por esos comentarios, pero no siento ninguna presión. Trato de hacer mi trabajo lo mejor que puedo y espero que conecte con la gente, pero no trato de tomarme muy en serio esos adjetivos.
Hasta ahora, ¿cómo ha sido tu experiencia haciendo teatro? ¿Qué has aprendido?
He sido muy afortunado. Aunque pienso que debería de haber más espacios y más público. Es importante que existan más espacios, debería de haber carta abierta para hacer teatro en todos los lugares, como en Buenos Aires. Quisiera que el teatro fuera parte del cotidiano de la gente en la CDMX.