Cuando Gisela era chiquita buscaba cualquier pretexto para tomar fotos de todos los lugares que visitaba y de todas las personas que conocía. Siempre le gustó la idea de poder congelar momentos, historias y lugares para verlos años después y darse cuenta de cómo cambia todo. Fue hasta la universidad, cuando llevó dos años de fotografía, que conoció a artistas como Diane Arbus, Jan Saudek y Joel Peter Witkin; en ese momento se enamoró de esta disciplina y de la magia de poder capturar momentos e historias. Los temas por los que se interesó a explorar van desde la naturaleza, las cicatrices de las personas y los lugares abandonados.
A la par de su crecimiento como creadora, hace tres años le entró a la bici como terapia después de una mala experiencia en su vida. Poco a poco se dio cuenta de las vivencias, de los espacios nuevos y de los amigos que este vehículo le había regalado; en pocas palabras, subirse a la bici le cambió la vida. Después de poco tiempo de rodar, recibió una invitación de un colectivo de París que buscaba retratar ciclistas de todo el mundo y le proponía captar a los mexicanos. Para hacerlo a su manera, Gisela Ochoa eligió representarlos más allá de la simple idea del ciclista y mostrar elementos que permitieran conocerlos más a fondo.
Ahí surgió su idea de retratarlos en plano cenital (es decir, desde arriba), donde se pudiera ver su bicicleta y muchos objetos que hablaran sobre ellos. A este proyecto lo nombró “Todo lo que somos, radiografía ciclista de México” y es, en sus palabras, una de las mejores experiencias de su vida. Este estudio fotográfico pretende reflejar quiénes son las personas que andan en bici por la Ciudad de México, identificarlos como una comunidad y mostrarlos sin importar quiénes son, a qué se dedican y por qué salen a rodar. Empezó tomando fotos a sus amigos, y después se convirtió en una cadenita, pues se corrió la voz de ciclista en ciclista. Por medio de distintas personas ha ido conociendo a otras más y así ha capturado a niños, ancianos, mujeres, hombres… todos con distintas edades, con distintos tipos de bicis e infinidad de historias.
Además de ser un proyecto que la llena como artista, “Todo lo que somos” ha cambiado su vida sentimental, pues sobre la bici y con cámara en mano es como conoció al chico con el que quiere rodar hasta que se haga viejita. Este proyecto tiene como objetivo principal exponer todas las fotos para mostrar a estos personajes rodantes ante los peatones y automovilistas y que, así, estos entiendan que en el vehículo viaja algo más que “alguien en bici”. Gisela quiere mostrar que sobre estas dos ruedas viajan personas que tienen familia, proyectos, sueños, pasiones e historias que contar. Además, con este archivo fotográfico tan íntimo quiere fomentar la cultura vial y motivar a otros a que se suban a la bici.
(Mireia Anieva)