Las tareas del hogar y de cuidados no remuneradas alcanzaron un valor económico de 6.8 billones de pesos en México durante 2021, lo que equivale al 26% del PIB nacional
Actos tan cotidianos para millones de personas como cocinar los alimentos, poner los platos sobre la mesa, peinar a la hija o el hijo antes de llevarles a la escuela, echar los calcetines a la lavadora, tirar la basura e incluso regar las plantas son actividades que, aunque no están remuneradas, forman parte de un trabajo base para el funcionamiento de la sociedad: el de los cuidados y las labores domésticas.
De acuerdo con la Organización de las Nacionales Unidas (ONU), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), las labores domésticas y de cuidados son fundamentales para el mundo laboral, pues constituyen un “subsidio económico invisible” al sistema económico de México y el mundo, el cual “se paga” con la labor no remunerada de las mujeres.
“El trabajo de los cuidados va más allá de sólo las tareas de cuidar personas, puesto que se ocupa del sostenimiento de la vida, es decir, cuida la naturaleza, animales y plantas”, señala el Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México (CELIG).
Un subsidio que pagan las mujeres
La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic) 2022, la primera en su tipo que elabora el INEGI, concluye que 31.7 millones de personas mayores de 15 años brindan cuidados a integrantes de su hogar o de otros hogares. De éstas, 75.1% son mujeres y 24.9%, hombres; no obstante, aun cuando una cuarta parte de los cuidadores principales son varones, el tiempo que dedican en promedio a estas labores es de 25.6 horas, mientras que las mujeres que ejercen estas tareas destinan a ellas 37.9 horas.
“El trabajo de cuidados en los hogares representa una carga excepcional para las mujeres y constituye un subsidio económico invisible al sistema económico en México y en el mundo, porque es un trabajo que no se reconoce como tal y por tanto no se considera su remuneración. El trabajo de cuidados satisface una necesidad básica en el sostenimiento de la vida, sin embargo, representa una carga económica y emocional que aleja a las mujeres de las oportunidades de desarrollo personal, educativo, social e integración en el mercado laboral”, afirma el CELIG.
Cansancio, disminución de tiempo de sueño, irritabilidad, depresión y afectaciones en su salud física fue lo que sintieron la mayoría de las mujeres encuestadas por el INEGI; mientras que en el caso de los hombres, destacaron la disminución del tiempo de sueño, cansancio e irritabilidad, en una menor medida.
Impacto económico
Las tareas del hogar y de cuidados no remuneradas alcanzaron un valor económico de 6.8 billones de pesos en México durante 2021, lo que equivale al 26% del PIB nacional por encima de la participación de los principales sectores: comercio (20%), industrias manufactureras (18%) y servicios inmobiliarios (10%), de acuerdo con el Centro de Investigación de Política Pública del IMCO.
“El trabajo no remunerado tiene un valor que equivale a uno de cuatro pesos generados por la economía mexicana. Analizarlo es fundamental para abordar las desigualdades del mercado laboral”, subraya el centro. Durante 2021, las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres por su trabajo no remunerado, mientras que la tasa de participación económica de las mujeres de 15 a 60 años que brindaron cuidados fue de 56.3% durante 2022, según los resultados de la Enasic; esto quiere decir que más de la mitad de las mujeres que se dedican a estas tareas no remuneradas también cumplen con jornadas laborales por las que reciben un pago.
Sin tiempo no hay desarrollo
De las mujeres no económicamente activas que brindan cuidados, 39.7 % expresó que “desearía trabajar por un ingreso” y 26.5 % señaló que “no podía ingresar a trabajar”. El motivo principal para no trabajar, aunque lo deseara, fue que “no tiene quien cuide a sus hijas e hijos” con 68.4 % o “no tiene quien le cuide a las personas adultas mayores o enfermas”, con 78.4%.
Estos datos muestran el impacto que tiene el trabajo doméstico y de cuidados sobre el desarrollo personal y profesional de las personas, especialmente de las mujeres mexicanas, quienes dedican 40 horas semanales per cápita a este tipo de labores, lo que implica casi un trabajo de tiempo completo, aunque sin pago. “Esto implica que las mujeres, en promedio, tienen menos tiempo disponible para dedicar a otro tipo de actividades, como un trabajo remunerado, educación, o incluso para el descanso.
Esta carga desproporcionada, representa una de las principales barreras estructurales para la participación femenina en el mercado laboral, y exacerba las desigualdades en el acceso a mejores condiciones dentro de este”, concluye el IMCO.