La vocalista María Daniela Azpiazu habla sobre su sencillo “Autos cósmicos”, la búsqueda musical del grupo y su participación en la tercera temporada de Lucky Ladies México
Aunque la canción “Autos cósmicos” forma parte de Vol. Súbele, álbum publicado hace año y medio, en un par de semanas María Daniela y su Sonido Lasser la relanzará después de haber sido seleccionada en una encuesta como una de las preferidas del público. El sencillo, en palabras de María Daniela Azpiazu, “no sólo utiliza la música electrónica para hacer referencia al espacio, sino que habla mucho de sexo y tiene una buena dosis de doble sentido”.
“Mi papá colecciona coches desde que yo era pequeña. Pudo ser una canción para acercarme a él, pero, mientras la componíamos, Emilio Acevedo y yo fuimos notando que el doble sentido y el albur salían a flote. Términos como ‘inyectar nitro’, ‘derrapar por alguien’ o ‘meterle turbo’ son referencias sexuales, y a nosotros nos pareció buena idea mantener el track en un tono picoso”.
La cantante, quien también participa en el reality Lucky Ladies México, cuya tercera temporada se estrenó el pasado 23 de febrero en Fox Life, cuenta que el video de “Autos cósmicos” estuvo a cargo del director Adrián Palomino. “En el video hay un minimundo hecho con pistas Scalextric y muchas luces de neón. Su estética tiene algo del universo de Blade Runner”.
¿Cómo es su proceso de trabajo?
Cada canción es producto de mucho trabajo: componer el tema y la letra es relativamente rápido, pero nosotros le damos muchas vueltas. Hay tracks de los cuales tenemos hasta 32 versiones. En ocasiones hemos decidido cambiar toda la letra y la canción se convierte en algo muy distinto. Entre un disco y otro hay un espacio de más o menos tres años transcurridos. Sé que en este tiempo, en el que ya nadie publica discos en formato físico y todo es digital, puede parecer que somos una agrupación lenta, pero nosotros pertenecemos a otra época y es nuestra forma de trabajar.
¿Cómo conociste a Emilio?
Desde siempre he sido muy fan de Titán y, una vez en un antro, reconocí a Emilio y nos pusimos a platicar. Luego lo volví a ver en el Parque México: él estaba buscando chicas para hacer un video de arte, ya que en ese tiempo vivía en La Panadería, una galería muy emblemática. Entonces, fui de casting y así nos volvimos amigos. Más adelante fuimos novios, pero a los dos meses tronamos y él se fue de gira. Nos dejamos de hablar por seis años hasta que un día nos volvimos a encontrar.
La idea de hacer un proyecto juntos surgió durante una sesión de karaoke. Emilio me dijo que le gustaba mucho mi voz y me pasó un disco con piezas instrumentales para que les pusiera letra.
¿Cómo defines su exploración musical?
La adolescencia es un tema muy importante para nosotros. En las primeras veces —sexuales, amorosas o al consumir drogas, por ejemplo—, que duelen y mueven tanto, se encuentra nuestra mayor inspiración.
En el terreno musical, nos gusta mucho explorar diversas corrientes. A mí me gusta mucho cierta música que es muy popular. El “gallinazo”, por ejemplo, es algo que en la actualidad no escucha la comunidad que baila electrónica. Estamos muy apegados al sonido del Polymarchs, los sonideros y el industrial. Este tipo de música ya ha sido bastante explotada, pero a nosotros nos gusta y nos sirve. También nos interesa mucho el hip hop viejo, el techno y la movida española de la década de 1980, cuya intención y filosofía tiene mucho que ver con lo que queremos hacer. No es tan sencillo definir nuestro trabajo. Me gusta mucho Tame Impala, aunque es muy hipster, y al mismo tiempo el reggaetón de Enrique Iglesias me parece increíble. Aunque en su momento el high energy mexicano —Fey, Jeans y Mónica Naranjo— nos marcaron mucho, nuestra actitud es muy rockera.
¿Qué discos escuchas en la actualidad?
He Was King de Felix da Housecat, Dama de Titán y Currents de Tame Impala.
Cuéntame un poco sobre tu participación en Lucky Ladies México
Es un reality en el que se van entrecruzando las historias de Esmeralda Palacios, Marichelo Puente, Heydee Hofmann, Muriel Ebright y Andy Velázquez. Por supuesto, yo soy una de las artistas invitadas. No estamos en una casa al estilo Big Brother, ni mucho menos somos perseguidas por las cámaras las 24 horas del día, pero en el contrato se especifica que nuestras vidas pueden ser filmadas. Si voy a tener un show, salgo a comer con mis amigas o tengo una cita con mi novio es posible que me esté acompañando un equipo de camarógrafos. A veces es difícil mostrar lo que uno es en la vida cotidiana, me gustaría ocultar ciertos sentimientos o situaciones por las que estoy pasando.
Fotos: Cortesía