Antes de que te pongas tu disfraz más terrorífico y te dispongas a causar más de un grito, conoce cuál es el origen de una de las fiestas más populares en todo el mundo
Tal vez tu imagen típica del 31 de octubre consiste en niños disfrazados pidiendo “dulce o truco”, pero el origen de Halloween dista mucho de esa escena. Hace más de dos mil años, los celtas celebraban el Samhain, el cual marcaba el fin de las cosechas, el comienzo de las noches largas del otoño y su año nuevo, en cuya víspera se creía que los muertos visitaban a los vivos. Para este evento, la gente acostumbraba a usar disfraces de animales y ofrecer a sus deidades ofrendas que quemaban en grandes hogueras.
Posteriormente, tras la conquista romana y el apogeo del cristianismo, fue impuesto por la iglesia el Día de Todos los Santos, a cuya noche anterior se le llamó All Hallow’s Eve, considerado por muchos como el origen de la palabra.
Aunque tuvo su desarrollo principal en Irlanda e Inglaterra, la llegada de la celebración a Estados Unidos se dio a través de la emigración, atribuyéndose su apogeo a los irlandeses. También se cree que el auge de la festividad vino después de la Segunda Guerra Mundial.
El popular festejo ha comenzado a filtrarse en los países latinoamericanos, que aún están bastante lejos de alcanzar la pasión del país vecino por el terror. Según el sitio The Shelf, se espera que este año los estadounidenses gasten 10.14 mil millones de dólares por su Noche de Brujas.
¿Me da mi calaverita?
En México es muy común escuchar a niños y niñas decir esta frase desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre, que se ha señalado proviene de la costumbre de cuando las personas pedían limosna para cubrir los gastos funerarios de sus difuntos. No obstante, algunos todavía cuentan el mito de un pequeño macehual que pedía comida para su ofrenda en la época precolonial. En la actualidad, los y las pequeñas reciben dulces y dinero en calabazas, calderos o calaveras de plástico, pero la costumbre en décadas anteriores era darles dulce de calabaza.