Uno piensa que se ha preparado bien para que, cuando aparezca una hamburguesa tan especial, le podamos rendir los honores adecuados. Así me sentí la primera vez que comí la legendaria y clásica Hamburguesa Prime de The Palm Steakhouse (Hotel Intercontinental. Campos Elíseos 218, Polanco / thepalm. com.mx), pero en realidad uno nunca está preparado. Este portento de 400 o 450 gramos hace todo lo posible por romperte, por hacerte sentir el rigor de probar una burger de tal calibre.
Las veces que la he comido me ha costado trabajo acabarla. Es como dos hamburguesas grandes.
¿Qué hace especial a esta burger? La verdad, lo tiene todo. Una carne espectacular con una mezcla casi perfecta entre grasa, sabor y consistencia. La mezcla de carnes es secreta y ojalá que se mantenga así. Tiene un brioche propio monumental, tanto por su sabor y consistencia como por su tamaño. Tiene una generosa rebanada de queso cheddar americano que derrite perfecto. Y básicamente no tiene nada más. Se sirve con lechuga, jitomate y cebolla aparte para que uno los agregue al gusto.
Hasta hace unos años era el punto más alto de las hamburguesas en nuestra ciudad y, probablemente, en el país. Ahora, con la llegada de burgers más democráticas y con otros estándares, ha pasado a otro plano. Se sigue manteniendo ahí arriba en el Panteón de las Grandes Hamburguesas. Vale la pena, de vez en cuando, ir a comerse una para regodearse en el significado culinario e histórico de una hamburguesa tan bien lograda. Me decían que había un cambio de chef que probablemente sufriría la hamburguesa. En mi humilde opinión no ha cambiado nada. Querido lector, si usted disfruta de comer un buen ejemplar de nuestro platillo obsesión, no busque más. Es de esas burgers que le harán sonreír tan sólo de recordarla. Lo único que tiene en su contra es el precio. Es Cara con C mayúscula. The Palm es un restaurante de señor potentado.
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