No le digan a nadie, pero este es uno de los secretos gastronómicos mejor guardados de la Juárez
Después de haber estudiado en Canadá y trabajado en algunos restaurantes de fine dining de la CDMX, el joven chef Alex Cabral decidió poner el changarro de sus sueños: relajado, con los pies en la tierra y donde pudiera poner en práctica su estilo de cocinar, que él define como rebelde. Le puso Alba, como el personaje de La Casa de los Espíritus, porque siempre se mantuvo fiel a sus ideales.
El lugar abrió en Cuajimalpa, se mudó a la Juárez y tras casi un año de experimentación, y sin descartar sorpresas y caprichos de temporada, Alex estableció una carta fija con los mejores y más exitosos platillos.
En los desayunos destacan los chilaquiles, que van bien crujientitos y se pueden acompañar con la proteína de tu elección; nuestra favorita es el pork belly de cocción lenta, celestialmente jugoso y suave. Los molletes en pan campesino, con quesito gratinado y pico de gallo de jitomatitos cherry. Lo que eligas comer, hay que acompañarla de una esponjosa y deliciosa concha recién horneada.
A la hora de la comida, la nueva creación —de la que están muy orgullosos—: el raviol de camarón (se hace con el marisco fileteado) relleno de aguacate, naranja cristalizada y salsa de habanero, ¡yum! Otro platillo que presumen mucho son los huauzontles en tempura de mezcal con queso ocosingo y salsa de chile ancho, una entrada cronchideliciosa. El fuerte consentido es el pulpo (un animal que obsesiona al chef, ¡hasta se lo quiere tatuar!) con puré de tamarindo ahumado y adobo de longaniza.
De postre están estrenando una pavlova de frutos rojos y crema de rancho, para nada como la sencillez de las fresas con crema o los plátanos fritos.
Hasta ahora, el lugar se ha mantenido medio en secreto, pero por la creatividad, la excelente calidad de los ingredientes y los precios accesibles, auguramos que pronto explote su popularidad y suene la hipster alert. Disfruta de su rebelde oferta en Marsella 80, en la colonia Juárez.