“Si un hotel no tiene una hamburguesa en su menú, está frito”, me dijo mi amigo @deGourmand cuando me recomendó probar la de J&G Grill, dentro del hotel St. Regis. Tiene razón. En un hotel uno quiere comer comfort food, platillos reconocibles que nos remitan a casa.
J&G Grill es un restaurante de señor. De señor rico, de club de yates y jockey club. No soy partidario de estos lugares que tienden a ser pura pose. Para mí, son nidos de personas non gratas y, aunque le dan caché al lugar, ahuyentan a comensales como yo que solo vamos a echarnos una hamburguesita —basta decir que en las mesas contiguas a la mía estaban dos o tres políticos de alto vuelo con su séquito, un par de empresarios de grandes ligas y una profesional del periodismo culinario—. Sin embargo, fui porque @elGourmand me dijo: “Te va a encantar”.
No mintió. Fue una verdadera sorpresa. Son siete onzas de carne (200 gramos, aproximadamente) hecha con una deliciosa mezcla de varios cortes. Se sirve con aros de cebolla crujientes y aderezo ruso. El pattie es enorme, grasosito y perfectamente amalgamado. El pan es hecho en casa y todos los ingredientes son de altísima calidad. Se nota el gran respeto y cariño por la creación.
No es la típica hamburguesa de hotel. Es la creación de un restaurante donde se experimenta y se come muy bien. Me recordó la idea de que la hamburguesa, aun cuando se hace fuera de su contexto, sigue siendo un platillo simple y cumplidor —sin afán de que suene peyorativo—. Aunque no sea la estrella de la carta, esta burger brilla e invita a probar el resto del menú.
J&G Grill, Hotel St. Regis: Paseo de la Reforma 439, Cuauhtémoc, lun-dom: 13-00 h, consumo promedio: $425
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