A lo largo de las 126 semanas que tiene de vida esta columna, la única gran regla ha sido solo probar y reseñar burgers de negocios establecidos —restaurante o local—. Todas las hamburguesas de carrito —que de hecho pululan en la ciudad— han quedado fuera porque no son propiamente hamburguesas; pero más importante: porque están fuera de la vida legal del sistema dentro del que habitamos. Por eso me parece que no debemos validarlas con una reseña, no debemos normalizar su estado fuera de la ley.
Eso fue hasta hoy. Ahora estoy en una disyuntiva. La existencia de food trucks y puestos como El Galán (reseñado la semana pasada) propone que suavice mis rigurosos argumentos. Quizá mi regla ha sido muy autoritaria y subjetiva, pero ha servido para delinear las posibilidades a un universo más concreto; así, las burgers reseñadas tienen las características mínimas similares, y por eso son todas tomadas en cuenta. Sin embargo, la respuesta a la reseña de El Galán —tanto en el blog como en la cuenta de Instagram de Burgermanmex— fue relevante.
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Su hamburguesa es de puesto. No es de carrito, pero tampoco es de restaurante. ¿Vivirá fuera del sistema? Probablemente, pero como ella hay muchas más en la ciudad y ahora estoy dispuesto a explorarlo.
Ya había hecho un primer acercamiento al mundo de los puestos con la reseña de La Cabaña de las Fuentes (en enero del 2017), aunque me resistí mucho a seguir por esa categoría. Ahora, si a usted le parece, intercalaré de vez en cuando una de esas hamburguesas de carrito.
Para esto necesito su ayuda, que me acerque a ellas. Yo tengo conocidas y favoritas (las iré mencionando), pero hay tantas posibilidades que toda recomendación será bien recibida y agradecida (como lo fue su insistencia en que probara las de La Cabaña y su validación de las de El Galán, que no recibieron comentarios negativos). El chiste es probar todas las burgers de la ciudad y que encontremos las mejores. Tarea difícil, trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Gracias por confiar en mí para la encomienda.
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