La hamburguesa imposible (2)

Comida

“Llevo más de la mitad de mi vida siendo vegetariano. La verdad, me sentí incómodo al comer la Imposible Burger porque tiene justo el sabor que recuerdo de la carne —me han dicho varios amigos—. Me hizo dudar de que realmente estuviera comiendo algo vegetariano”.

Así se desencadenó mi necesidad de probar esta burger de la que hablé la semana pasada, hecha con elementos vegetales naturales y heme —una proteína que la hace parecida en forma y sabor a la de res—.

La primera vez que supe de ella fue de la boca del aclamado chef David Chang, carnívoro consumado y uno de los primeros partidarios de esta creación. Eso incrementó mi curiosidad.

Checa: Hamburguesa imposible (1)

Por fin la probé. Fue la versión “imposible” de una de mis burgers favoritas en todo el mundo: Umami Burgers, en Los Ángeles, California.

Llegué nervioso junto a mi fiel escudera. Para tener una muestra control, ella ordenó la Unami normal, de res. Yo pedí la imposible y esperamos.

Cuando llegó, me sorprendió. Ante mí tenía una hamburguesa de res. No podía ser otra cosa. No lo podía creer. Los dos patties tenían queso amarillo, cebolla caramelizada, mostaza sabor miso, pepinillos, lechuga y jitomate. Lucían iguales. No tengo manera de acentuar esta idea: la Hamburguesa imposible es exactamente como una normal. Huele, sabe, se ve y tiene la misma textura. Tiene, incluso, la grasita.

Deliciosa. Llena de sabor y de todo lo que los carnívoros deseamos en una hamburguesa. Pero es mejor: su producción es mucho más barata y su huella ecológica mucho más baja. El único punto en contra: es cara. En Umami Burgers me costó 17.95 dólares (340 pesos) pero es una gran alternativa alimenticia, pensando en un futuro sostenible.

Me gusta que los locos por las hamburguesas pensemos en todas las soluciones. Por ahora, so- lamente se encuentra a la venta en nuestro vecino del norte, pero en cuanto llegue a México, usted la probará y comprobará conmigo el futuro.

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