Nada que identifique más a un argentino que el futbol y la carne. Y antes de pensar en el Boca o el River, pensemos en un buen corte. Recién instalada en la ciudad, La Cabrera se autodenomina como un lugar donde se rinde culto a la parrilla. Su filial argentina lleva cuatro años en la lista de los mejores 50 restaurantes de Latinoamérica, tarea difícil de lograr en tierras aztecas si consideramos que la calidad de la carne argentina es superior a lo que tenemos en México. Sin embargo, su oferta carnívora, proveniente de las razas Hereford y Aberdeen Angus (de lo mejor que podemos importar), los hace ir por buen camino.
La primera Cabrera nació en plena crisis económica argentina como una idea sencilla: ofrecer un espacio donde el cliente comiera y bebiera bien en un ambiente casero. Los 11 cortes que componen su menú —además de algunas entradas, ensaladas y pastas— van desde el típico bife de chorizo, pasando por la entraña, el lomo, el vacío y, mi favorito, el ojo de bife, suave, jugoso y con un sabor tan contundente que sería un crimen aderezarlo con salsa roja o chimichurri. Es mejor hacerlo con un trago de Malbec. También tienen la opción de bife tipo wagyu, pero podría dolerle a tu cartera.
Te recomiendo ordenar al centro. Comienza con la típica empanada humita, seguida por una provoleta, algunas mollejas y un par de cortes; puedes obviar las ensaladas, ¡aquí se viene a comer carne!
Si te gustan las terrazas, esta puede encantarte. Sin importar que esté dentro de Antara, el espacio tiene personalidad y ambiente propio.
La Cabrera
Ejército Nacional 843, col. Granada, 5282 3838, dom-mié 13-00 h, jue-sáb 13-2 h, precio promedio: $700.
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