Parecería que en el mundo moderno de la comida healthy, la hamburguesa estaría destinada a la extinción. Sin embargo, nos ha demostrado que no es tan mala si se hace con ingredientes de alta calidad. Ejemplo: la Signature Club House.
Las hamburguesas de los arcos dorados son las que más han sufrido la condena por ser una cadena multinacional de fast food. Por eso, han decidido renovarse un poco, desde su cocina hasta su comunicación. Recientemente crearon su Línea Premium, con tres burgers muy distintas a las de su tradicional menú.
Hoy les hablaré de la Signature Club House: una hamburguesa que quiere —y creo que lo logrará— cambiar el paradigma de lo que es una burger de McDonald’s, pero sin perder la esencia de la marca.
Usa carne selecta de res en un pattie grueso y grande. El bollo es de brioche, muy distinto al pan de siempre. Tiene cheddar suave, tres tiras de tocino, rebanadotas de jitomate, una gran porción de lechuga y una salsa especial muy similar a la secreta de la Big Mac. No necesita nada más, aunque yo, necio, le pongo extra catsup.
Su tamaño sorprende. Si fuera servida en un plato y no en una reconocible caja de la marca, no adivinarías su origen. Sin embargo, el sabor es inconfundible. No hay modo de no reconocer la sazón de McDonald’s, pero sí se puede distinguir de las otras hamburguesas del menú.
Podrá no ser la mejor hamburguesa del planeta (para eso, la Cheeseburger original), pero cumple, como siempre, muy bien. Si algún día usted tiene ese antojo imparable de McDonald’s, pida esta. Lo dejará muy satisfecho y contento.
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