En 1982, por una iniciativa del Comité Internacional de la Danza, la Unesco declaró el 29 de abril como el Día Internacional de la Danza para promover las diferentes expresiones de este arte en todo el mundo. La perseverancia y la disciplina son claves fundamentales para Karla Hernández, quien desde hace cinco años pertenece a una de las compañías más relevantes del país: el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, y aunque su estatura no influyó para formar parte de la compañía, sus habilidades son las que la hicieron destacar y así estar dentro del ballet. A pesar de las críticas que ha recibido por no respetar la tradición de los estados, el ballet constantemente busca renovarse y mantenerse en el gusto del público.
¿Cómo llegaste a formar parte del Ballet Folklórico de México?
Cuando tenía seis años estaba de visita en la Ciudad de México y fui a una presentación, ahí llamó mucho mi atención los vestuarios y el repertorio. Estuve en la casa de cultura de la ciudad de Villahermosa durante nueve años y luego pertenecí al grupo de danza de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; más tarde audicioné para el Ballet de México. Me mantuve un año en preparación perteneciendo al grupo experimental, en el que enseñan todo el repertorio, y después hacen audición para saber si eres el elemento correcto para estar en el ballet. No fue fácil entrar por ciertas características que hay que cumplir, como la estatura, la cual es importante por la presencia en el escenario. Yo mido 1.65 y tuve que esforzarme más para obtener mi lugar.
¿Cómo es la rutina de una bailarina?
Iniciamos a las cuatro de la tarde y tenemos preparación de una hora y media de técnica de ballet, que es parte del calentamiento y estiramiento para evitar lesiones. De 5:30pm a 8:30pm es nuestro ensayo del repertorio, donde los coordinadores aprovechan para afinar los detalles que son la esencia de la compañía y lograr que salga lo más limpio posible. La exigencia es mucha, pues no puedes faltar a menos que sea por algún tema de salud.
¿Qué es lo más difícil de pertenecer a la compañía?
Trabajar por conservar tu lugar dentro del Ballet. Cada año se realizan audiciones y las filas son interminables porque vienen postulantes de otros estados y países. Tengo compañeros que son de Estados Unidos u otras partes de latinoamérica. Que tú seas una de esas personas de la compañía te compromete a esforzarte para mantener el lugar porque en cualquier momento puede llegar otra persona con mejores habilidades y más preparada. Cuando el Palacio de Bellas Artes está lleno me doy cuenta realmente de dónde estoy y me siento privilegiada de poder dar tres funciones. Ahí es cuando pienso que todo ha valido la pena; tanto desgaste físico y el no estar en momentos muy importantes con tu familia rinden sus frutos.
¿Consideras que la danza es valorada en México?
Al menos en nuestro país no es muy valorada y te das cuenta porque la mayoría de las personas que llegan a ver la función son extranjeras. Casi no acude gente de aquí porque se les hace muy caro. En la parte de la docencia, que es a lo que también me dedico, he tenido alumnos que están interesados en estudiar arte, pero eso se ve truncado cuando sus papás les dicen que no pueden vivir del arte.
HERENCIA
La experiencia de formar parte del Ballet Folklórico de México ha dejado algunos recuerdos y experiencias para Karla. “Muchas personas que conocen de danza admiran el Ballet, y haz de cuenta que me siento como Luis Miguel. En redes sociales se puede mostrar a la gente un poquito más de lo que es la compañía. Me tocó ir a Cuba y estaban encantados con el ballet; no llegas a dimensionar la grandeza del ballet hasta que estás adentro. La danza me enseñó a ser muy disciplinada en lo profesional y en lo personal. Lo más importante es que los sueños se cumplen si realmente uno se esfuerza por ellos”, dijo.