Gisela Leal es una novelista joven y su nombre resalta en el ámbito cultural. Además, ha sido nombrada como una de las mujeres más influyentes del país.
Los títulos de sus libros son peculiares: el primero es El club de los abandonados, luego El maravilloso y trágico arte de morir de amor, y el más nuevo es Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos, publicado por Alfaguara. Gisela Leal, regiomontana de 29 años, estudió Mercadotecnia, aunque también se dedica a escribir y es una de las autoras más jóvenes que publican en dicha editorial.
¿Por qué tomaste la decisión de enfocarte en la literatura?
No diría que me dedico a la literatura, dado que escribir es probablemente lo que menos hago en mi día a día. Y tampoco creo que haya sido una decisión. Fue más bien algo que se presentó en el momento en el que lo necesitaba; hasta ahora nos hemos entendido bien y espero que así continúe nuestra relación. Sin embargo, si dejamos de hacerlo, seguramente es porque ya cumplimos con nuestra etapa y la función que teníamos con el otro.
Acabas de publicar tu tercera novela, ¿en qué te inspiraste para escribirla?
Por el lado político, definitivamente en México y lo que le toca vivir cotidianamente. Quise tomar un evento del cual sufrimos como país gracias a la desigualdad, a la falta de oportunidades y la violencia que esto genera, e integrarlo dentro de una familia que, a primera vista, parece tenerlo todo para ser feliz —porque lo tiene, aunque eso no significa que lo sea—; mostrar de forma más íntima todos los niveles de daño que se pueden sufrir en esta sociedad disfuncional. Por el lado personal, en la familia; el origen de lo que somos y la manera en la que el núcleo en el que nos tocó nacer puede llegar a afectarnos, tanto de forma positiva como de manera negativa.
¿Qué diferencia hay entre esta novela y las dos anteriores?
Me gustaría pensar que orden, estructura y pulcritud, cosas que definitivamente estaban ausentes en las anteriores. Creo que hay más madurez narrativa y un trato de los personajes más cuidado. El narrador sigue siendo un personaje esencial en la historia —como lo era en las anteriores—, sin embargo, se trata de mantener una línea que lo separa de la historia al localizar sus puntos de vista en los pies de página, por ejemplo, de tal forma que esta puede contarse de continuo y con independencia de lo que el narrador quiera aportar.
Las relaciones interpersonales, sobre todo con la familia, siempre son complicadas, ¿existe la familia perfecta?
Claro que no. Mientras más familias conozco, más claro lo tengo. Sin embargo, hay de familias a familias; hay unas mucho más fallidas que otras.
Emiliano piensa en suicidarse. ¿Opinas que tomar una decisión así es egoísta?
Seguramente. Sin embargo, ¿quién no lo es? Egoísta, digo. ¿No es egoísta también esperar algo de alguien? ¿Esperar que esté bien, que sea funcional, que cumpla con nuestras expectativas? El suicidio como salida es y siempre será una pena, sobre todo porque refleja el peso de muchos años, probablemente muchas generaciones fracasadas, cargadas de frustración y dolor. No obstante, solo el que lleva la pena puede saber la magnitud de su dolor; igualmente egoísta me parece juzgar su decisión.
“Tendemos a tener una particular atracción por aquello que nos daña, que nos limita”
@gisela_leal
¿Por qué crees que a las personas —al menos a la mayoría— nos gusta autosabotearnos?
Me imagino que por nuestros miedos y fantasmas. Tendemos a tener una particular atracción por aquello que nos daña, que nos limita; también por lo familiar y lo conocido, aunque eso sea dañino. Muchas veces huimos de dar ese paso que sabemos que tenemos que dar para cambiar lo que claramente no nos está funcionando; salirnos de nuestra zona de confort es probablemente lo que más nos cuesta en la vida; el miedo a lo nuevo, a la evolución, a lo desconocido; aquello a lo que a primera impresión vemos como amenaza. Toda evolución implica una metamorfosis, un cambio de piel, y mutar nunca es fácil. Sin embargo, quedarnos estáticos, en el mismo lugar, sin altos ni bajos, a salvo, es mucho peor y posiblemente el autosabotaje más común al que podemos enfrentarnos.
¿Cómo defines la soledad?
La soledad puede ser una compañía muy bella, posiblemente la más bella de todas si se convive de manera correcta con ella. Por desgracia, hemos construido un concepto con una connotación muy negativa. Es una verdadera lástima porque solo estando en soledad es que el ser puede llegar a lo más profundo de su persona y entender esa serie de dilemas y conflictos que se presentan en su interior; solo en soledad es que encontramos las res- puestas más honestas y transparentes, esas que muchas veces son tan duras de enfrentar que es fácil no escucharlas.
¿Quiénes son tus autores favoritos?
Franzen, Salinger, Felipe Montes, Laurence Sterne, Hanya Yanagihara, Saramago, Martin Amis y Fernando Aramburu.
Talento de nacimiento
En 2012, cuando tenía 24 años, Gisela Leal publicó su ópera prima, la novela El club de los abandonados, convirtiéndose en la escritora más joven publicada por Alfaguara.
(Foto: Rodrigo Chapa)