Foto: Tomada de Twitter

#YaPágalesINBA

Cultura

Hace varios años trabajé en el INBA. Por experiencia, sé que todo el personal contratado bajo el concepto de honorarios (el famoso Capítulo 3000) es la gente que hace que esta institución tenga prestigio y sobreviva a pesar del olvido institucional: curadores, museógrafos, comunicadores, historiadores, gestores culturales, conservadores de obra… que nada tienen que ver con los llamados “de base”, gran parte de los sindicalizados que heredan (o venden) la plaza y que llegan a la oficina a checar tarjeta y desaparecen.

Hace unos días, nos enteramos que a la gran mayoría de estos empleados no les han pagado desde diciembre de 2017. ¿Se imaginan ustedes trabajando de gratis? ¿O diciéndole a su casero: “Espéreme tantito con la renta”? Cabe mencionar que ninguno de estos trabajadores ha dejado de laborar pese a esta situación. Se suponía que con la creación de la Secretaría de Cultura, a cargo de María Cristina García Cepeda, mejorarían las condiciones laborales; hoy no solo siguen sin ningún tipo de prestación, sino que ¡no les pagan!, toc toc Maraki, de usted depende el futuro de todo un sector, de generaciones de artistas, y condiciones de trabajo dignas.

Por su parte, la directora del instituto, Lidia Camacho, no da la cara a sus trabajadores; según el periódico Reforma, ella ya es aspirante a un puesto en el Senado, como suplente de Vanessa Rubio Márquez.

Por consecuencia, la coordinación de teatro, el INAH y los museos del INBA están en crisis, a punto de cerrar o disminuyendo sus actividades. Al cierre de esta edición, los trabajadores estaban planeando medidas de protesta temerosos de las represalias, porque ya las han sufrido. El lunes, por ejemplo, el departamento jurídico del INBA irrumpió en el Munal para rastrear de qué computadora salió el tuit que catapultó en redes sociales el #YaPágameINBA, además de otras intimidaciones, como atrasar aún más los pagos de los quejosos. No quisiéramos ser mal pensados, pero es tradición que en el INBA se acaben el presupuesto antes de cumplir con sus responsabilidades culturales, y ahora laborales, a favor de “otros proyectos” de gobierno. Este, además, es año electoral, y ya saben cómo le llaman: …de Hidalgo.

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