Fotos: Cortesía

Intermezzo, de Sally Rooney

Por: Redacción

Compártelo en tus redes...

Sin spoilear, diré que, como todas las novelas de Rooney, Intermezzo explora relaciones humanas

Por Marina Soto de Simón

Seguramente han escuchado hablar del fenómeno mundial Sally Rooney. Por mi lado, yo no pensaba mucho sobre ella. Suelo desconfiar de las recomendaciones de los múltiples booktokers.

Una vez les hice caso, leí Yellowface y me pareció una completa falta de tiempo y dinero (¡No caigan por una portada bonita!). Desde ese momento nunca más me interesaron las ediciones americanas de pasta dura que parecían volar de los estantes. Pero la persistencia de Rooney y el lanzamiento de este nuevo libro (que fue todo un fenómeno editorial) despertaron mi interés.

Un par de datos sobre la autora antes de entrar de lleno en la reseña: es irlandesa, no tiene redes sociales y difícilmente concede entrevistas, sus cuatro libros son bestsellers internacionales y prefiere que “sus obras hablen por sí mismas” (lo contrario a lo que hace Rowling por ejemplo).

Claro que, con toda la atención, sus libros suelen encantar, o todo lo contrario; no hay muchos que sólo digan “meh”. En mi caso, me llevé una grata sorpresa porque Intermezzo me encantó, incluso lo agregué a mi lista de favoritos. No he leído los otros tres y no me llaman la atención tanto como Intermezzo.

Para empezar, el nombre hace alusión al pequeño momento entre dos grandes piezas musicales, uno puede incluso pensar que es la parte menos importante, innecesaria, irrelevante: así es un poco todo el libro, lleno de pequeños momentos irrelevantes que parecen construir una enorme pintura que estás viendo muy de cerca. Sin spoilear, diré que, como todas las novelas de Rooney, Intermezzo explora relaciones humanas.

Leí en algún lado que este libro trataba de pérdida y amor, pero sobre todo amor. Aunque estoy de acuerdo, no creo que alguna de las dos predomine más, me parece que es el balance entre eso y veinte cosas más que logran que esta novela funcione tan bien. 

Incluso sin haber estado en situaciones similares, la novela resulta tan genuina y verdadera que uno no puede sino envolverse en ella inmediatamente. Es una novela rápida, aunque cada palabra debe leerse con cuidado porque está escrita al estilo de “flujo de conciencia”, en donde una sola palabra puede dar el esquinazo a toda la cadena de pensamiento anterior.

Aunque no la considero ligera, diría que es para todo tipo de lectores y la lectura fluye sin esfuerzo. Una novela simplemente buena.

Cosas con las que relacionamos el libro

Comida mexa: chilaquiles divorciados (parece simple pero tiene una complejidad que sólo algunos paladares logran captar)

Película: La peor persona del mundo

Dónde leer: cafetería o parque, lugares tranquilos para seguir el ritmo acelerado de la historia (igual, por si lloras un poquito, que no te vea tanta gente)

Nivel de crisis existencial: ++++