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Un Mundial hermana, fomenta la paz, el intercambio entre culturas y formas de pensar, tiende puentes entre naciones pero ¿Cómo hacerlo en un país que endurece sus leyes para las mujeres?
Un foco rojo en Catar 2022 es el trato equitativo e igualitario entre géneros. Hoy es un hecho que las mujeres que viajen o vivan en Catar, no podrán disfrutar de la misma forma el Mundial que los hombres.
En tiempos de un creciente apoyo al desarrollo del futbol femenil alrededor del mundo, resulta paradójico y contradictorio llevar un Mundial a un país con leyes que atentan contra la libertad del ser humano, pero también soy fiel creyente de que la pelota debe fomentar el diálogo para tirar barreras y el Mundial es la mejor plataforma para llegar hasta donde no nos imaginamos.
El futbol tiene la obligación social de servir, y aunque cumple su función como entretenimiento, es necesario que se involucre cada vez más en la responsabilidad social. Es desde esa trinchera en la que se debe actuar.
Tengo como misión investigar y compartirles a través de esta columna lo que la FIFA haga al respecto, pero también me gustaría compartirles acciones planteadas desde la sociedad civil, organizaciones internacionales de derechos humanos y los mismos gobiernos a través de sus embajadas.
Ojalá se aproveche esta ventana que se abre cada cuatro años. Es una oportunidad de oro para el futbol.
Rulo González.
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