El partido se disputó en el Estadio Cuauhtémoc, donde ambas escuadras tuvieron diversos momentos de emoción y despliegue de buen futbol
En la ida de Cuartos de Final, Puebla y Tigres empataron a dos goles en un partido que tuvo diversos momentos de emoción y despliegue de buen futbol, pero también de momentos de desconcierto para ambas escuadras.
Puebla comenzó a desplegar buen juego y tomó rápidamente el control de las acciones, ante la poca reacción de Tigres, que pareció que llegó al Estadio Cuauhtémoc para contemplar o sólo esperar el empate para después definir la serie en casa.
Con el apoyo de sus fanáticos, los poblanos movían el balón con confianza y empeño, sin embargo, sus llegadas al área de Nahuel Guzmán no fructificaron, el arquero tampoco requirió de grandes lances para parar los disparos.
Sin embargo, el dominio local poco a poco fue disminuyendo porque Tigres comenzó a nivelar las jugadas, ya no permitió avances más allá de tres cuartos de cancha. Al adelantar sus líneas, Quiñones, Laynes, Córdova, Aquino e Ibañez empezaron a hilvanar varios pases y la posesión del esférico se movió de su lado.
Sus despliegues rindieron frutos al minuto 38, cuando Sebastián Córdova, a pesar de su corta estatura, se elevó y superó a dos defensas para conectar y romper el empate a cero. El partido se equilibró del lado de los visitantes, su estado anímico se elevó, pero no duraría demasiado.
Durante toda la temporada regular, los de La Franja mostraron pundonor y una nula actitud para rendirse, lo cual refrendaron una vez más al minuto 44, cuando Memo Martínez remató con la testa un pase exacto de Kevin Quiñonez, y a pesar de los reclamos del arquero argentino quien argumentó fuera de lugar, los cartones se empataron. Minutos más tarde el árbitro Oscar Mejía pitó el final del primer tiempo.
Al regreso para el segundo periodo, ambos equipos salieron con las mismas alineaciones; a los de Nuevo León se le vio más decididos aunque sin muchas ideas, en contraste, el juego colectivo de los de casa comenzó a medrar en todas las líneas, y se reflejó al minuto 48, con una calca de la jugada de la igualada. Un fuerte cabezazo de Sebastián Olmedo y una mala salida de Nahuel, decretaron la voltereta poblana. Las gradas estallaron de felicidad, pues estaban imponiéndose a uno de los favoritos a coronarse.
Pero el actual campeón mostró su oficio y desde el banquillo, Dante Siboldi movió sus piezas y metió al terreno Osiel Herrera por un agotado Sebastián Cordova y también sacó a Luis Quiñones por Raymundo Fulgencio. Los cambios funcionaron, los norteños mostraron frescura y mayor dinamismo.
Precisamente Fulgencio, a los pocos segundos de pisar el campo, se encontró un balón y sin marca le pegó un sublime zapatazo de tres dedos con el que empató una vez más el marcador.
Gerardo Espinoza, entrenador de Puebla, también movió a su equipo con el ingreso de Carlos Baltazar y Lucas de los Santos, para evitar la tercera anotación en su contra. Pero el cansancio comenzó a mermar sus filas, dejaron de llegar al área y de controlar el balón como lo hicieron desde el inicio, sólo tuvieron unos cuantos chispazos que sólo emocionaron al público pero ya no cambiaron el resultado.
El duelo de vuelta se jugará el próximo domingo 3 de diciembre en el Estadio Universitario a las 18:00 horas. Si Puebla quiere calificar a las Semifinales deberá ganar en el global por diferencia de un gol, ya que por posición de tabla, el empate favorece a Tigres.