Con 12 años de trayectoria, la actriz italomexicana Assira Abbate encuentra el equilibrio entre diferentes géneros teatrales con dos clásicos: La gaviota y Sueño de una noche de verano; conoce cómo lo logra
Assira Abbate se encuentra actualmente dividida entre el drama y la comedia. No hablamos de su vida personal, sino de cómo su nombre figura en este momento en dos puestas en escena que la mantienen, a su manera, conectada con una pasión que ha mantenido durante más de una década, el teatro.
En entrevista, la también actriz de las series Los enviados y Travesuras de la niña mala nos platicó sobre lo que ha aprendido interpretando a Nina, personaje de La gaviota de Antón Chéjov que pasa por un camino difícil mientras busca convertirse en una gran actriz, y lo que disfruta dando vida a Puck, el travieso duende que influye en los líos ocurridos en Sueño de una noche de verano, la primera comedia de William Shakespeare en la que actúa tras haber estado antes en otras cinco obras (todas tragedias) basadas en los textos del célebre dramaturgo inglés.
¿Cómo encuentras el equilibrio entre el drama y la comedia?
Son obras muy distintas, pero al mismo tiempo similares porque son dos clásicos muy conocidos. Aunque es un código muy distinto el de La gaviota, completamente realista, a Sueño de una noche de verano, sobre un mundo mágico, son muy entrañables y a lo largo de los años siguen vigentes porque hablan de lo que es el ser humano, de la ambición de querer tener un lugar. Al final, creo que el amor es un tema que está rondando ambas obras, o al menos a mis personajes, y desde ahí los puedo rescatar o hacer como un hilo para que no salga tan distinto […]. (También) es muy divertido que en ambas ocasiones haya una representación del teatro dentro del teatro.
Al ser Nina también una actriz, ¿encontraste algún aprendizaje o algo que no habías visto en tu carrera?
Hay un punto en el camino de la actuación en el que, por ejemplo, el número de seguidores o la fama empiezan a parecer más importantes que otras cosas y el éxito se empieza a reducir a números, es algo muy fuerte que nos está pasando como generación de actores porque antes hacías un buen casting y te quedabas con un personaje, y ahora no importa qué hagas, si no hay seguidores o eso, tiene mucho peso. Relacionando esto con Nina, hay un punto en el texto donde dice que después de haber vivido muchas tragedias, intentar ser actriz y no ser muy exitosa, entiende que esto no se trata ni del éxito, ni de la fama, ni del dinero, sino de seguir intentándolo, aprender a vivir con el dolor. Para mí es algo muy importante: en este quehacer teatral o actoral es seguir intentando, de volver a contar otra historia y no olvidar que somos cuentacuentos.
Sueño de una noche… se presenta en un contexto más contemporáneo, ¿me puedes contar un poco más a detalle?
Dentro del antro es 360 grados, el público está alrededor de nosotros, tenemos unas plataformas que vamos moviendo por el espacio, pero muchas escenas suceden al lado. No hay una cuarta pared, no hay un espacio en el que, como actor, te refugies “para respirar”, aquí es sin parar, estar todo el tiempo ahí y la gente se está moviendo contigo, te pueden ver más cerca, más lejos, y siento que eso le puede dar otro tipo de vida al teatro. Es un teatro fuera del teatro. Como producción ha sido súper complejo, pero también termina siendo muy divertido.
El teatro clásico sigue dando batalla a pesar de que lo vemos como más inmersivo o jugar con otros formatos (como en plataformas), ¿por qué lo clásico tiene que seguir?
Regresar a los clásicos siempre se me ha hecho muy esencial para darnos cuenta de hace cuánto tiempo se escribió esto y lo poco que hemos avanzado como sociedad, los mismos temas se pueden contar una y otra vez y siguen siendo actuales. Por eso son clásicos, porque hay algo del dolor, de la ambición, del amor o de muchas cosas que son temas esenciales a los que vamos a regresar como humanidad.
Rodeada de clásicos
Abbate señala como su clásico favorito a Romeo y Julieta porque “todo el mundo cree que habla de amor, pero realmente es una historia de odio”. No obstante, su proyecto a largo plazo es montar junto con su compañía Las tres hermanas de Chéjov y pronto (aún sin fecha) se presentará con Yerma de Federico García Lorca. Como actriz, considera que lo clásico le ha dejado “muchas tablas” porque no son coloquiales, sino que se tienen que estudiar y eso le ha dado mucha disciplina.