Detrás del cine independiente existe un vasto y diverso panorama de historias, perspectivas y espacios de exhibición que merecen un reconocimiento mucho más amplio y decidido
En la Ciudad de México el fervor cinematográfico es innegable, pero en el resplandor de las grandes producciones, las luces que iluminan al cine independiente a menudo quedan eclipsadas. Este otro cine abraza la libertad creativa y la experimentación: aquí, lxs directorxs tienen la oportunidad de explorar nuevas formas de narrar y de llevar al público experiencias que hagan ver de forma diferente el mundo.
La editora y crítica de cine, Magaly Olivera (TW: @MagalyOliveraG), comparte para +Chilango su postura ante la urgencia de apoyar estos espacios de creación y exhibición en la ciudad.
¿Por qué es importante pensar el cine desde lugares independientes?
Considero que el cine debe ser un territorio de exploración estética y política, en el que lxs espectadorxs podamos dudar sobre las hegemonías con que nos han educado, y que accedamos a distintas narrativas para imaginar nuevas formas de existir y de vincularnos.
En ese sentido, una película puede ser tanto un recorrido por una realidad que no se había experimentado antes (sea por distancia territorial, por la subjetividad de quien realiza, etc.), como una propaganda de valores históricamente aceptados que no invitan a ver más allá, sino que sólo buscan reiterar las ideologías que sirven para perpetuar ciertos sistemas.
Esto último lo encuentro más presente en el cine de industria, y es por eso que es fundamental ampliar la concepción del cine como entretenimiento a una definición que incluya el cuestionamiento de modelos tradicionales.
¿Qué papel juegan los espacios como cineclubes y salas independientes?
En la oferta de salas de cine, existe un predominio importante por parte de salas comerciales (los dos complejos de multisalas más conocidos en México ocupan más del 80% del total de salas del país), mientras que las iniciativas de exhibición independiente apenas alcanzan a sobrevivir en espacios en donde muchas veces, si no fuera por ellos mismos, no existiría oferta cinematográfica.
Es decir, aunque el valor de cada tipo de sala es innegable, los pequeños proyectos muchas veces permiten promover el cine en espacios no centralizados. Además, es importante que exista diversidad en la oferta porque la programación de estos espacios suele ser distinta: mientras que en salas comerciales se da prioridad al éxito de la taquilla, en los proyectos independientes se promueve una cartelera más autoral y con curaduría de películas que de otra manera no llegarían a las audiencias.
¿Qué espacios recomiendas en la CDMX?
Recomiendo visitar la red de cineclubes de la Ciudad de México que está disponible en internet (cineclubes.procine.cdmx.gob.mx), y elegir los que resulten mejores para cada quien, sobre todo porque parte de su propuesta es la formación de públicos locales.
También recomiendo aquellos que incluyen en su propuesta una experiencia de visionado distinta, ya sea con debates al terminar la proyección, con presencia de invitadxs o con dinámicas como la de elegir la película por votación entre el público. Vale la pena mencionar que asistir a festivales de cine también es una gran oportunidad para conocer narrativas independientes y especializadas.
¿Qué hace falta para que este cine tenga una mayor distribución?
Es una pregunta compleja que involucra muchos factores, pero podríamos comenzar por nombrar el binomio oferta-demanda. Si las audiencias se acostumbran a sólo cierto tipo de historias como consecuencia de la oferta dominante, entonces es probable que su relación con el cine sea la tradicional y que se sienta rechazo ante nuevas propuestas fílmicas.
En cambio, si la oferta se diversifica, también lo hará la demanda. Es cuestión de tiempo, ya que adentrarse en nuevas experiencias cinematográficas no siempre es grato o divertido, pero a la larga la formación de audiencias diversas ayudará a que cada vez se puedan crear y distribuir películas menos comerciales sin miedo al fracaso en taquilla.
El panorama actual
“Habitamos una época donde el consumo comercial de cine y televisión es dominante y el capitalismo permea todos los ámbitos. Descubrir narrativas independientes, realizadas de forma autoral e incluso experimental, es una resistencia importante. Quiero recordar el poder que tenemos con nuestra voluntad de consumo, con la cual podemos alimentar de distintas formas nuestro tiempo libre, además de moldear el pensamiento hacia ideas que nos satisfagan, y a la vez apoyar proyectos de corte artístico y político que bastante falta nos hacen”.