“Cuando no estoy salvando al mundo del mal, estoy dibujando como loca”, suele decir Fran a manera de presentación. Pictoline la invitó a su Bienal y nosotros platicamos ella. Seguramente has visto las ilustraciones de Frannerd.
Las ilustraciones de Frannerd
Frannerd (Fran Meneses) es una ilustradora chilena que vive en Hastings, Reino Unido, y está a punto de mudarse a Nueva York. Para ella, la vida cotidiana, sobre todo de las mujeres, ha sido su tema fundamental, que ilustra con una paleta de colores planos y afables, y líneas muy finas que ha perfeccionado sin tomar clases. Como ilustradora, hace trabajos editoriales, y por su cuenta ha publicado varios libros, entre los que destacan las novelas gráficas monotemáticas enfocadas a la vulnerabilidad humana. Ella forma parte del programa de conferencias de la Primera Bienal de Ilustración convocada por Pictoline (bienaldeilustracion.com). Estará el próximo sábado 9 de junio a las 16 horas en el Centro de Cultura Digital (Paseo de Reforma s/n, esquina Lieja, col. Juárez). La entrada es con registro previo en la página de la Bienal.
Tu tema ha sido la vida cotidiana, con un poquito de realismo mágico. ¿Has añadido alguna nueva obsesión a ese tema tan tuyo?
La cotidianidad me sigue pareciendo un tema megainteresante y lo sigo tratando, pero me he metido cada vez más en la vulnerabilidad. Es un concepto que puede malinterpretarse como “exponerse a ser atacado”, pero me he dado cuenta de que todas las obras de artistas que admiro son resultado de la vulnerabilidad. Una confesión, un error, algo que da vergüenza… Admitir la imperfección, el dolor, con absoluta honestidad, eso es lo que me gusta porque así generas una conexión con el que te observa. Seguro te ha pasado, ver una obra y decir: “Oh, a mí también me pasó eso”.
¿Cuáles son esos artistas vulnerables que admiras? ¿Hay alguna obra en particular que te hubiera encantado hacer tú?
Me encanta el trabajo de Tove Jansson (ilustradora detrás de los Moomins), las pintoras Sarah Delaney y Sally West, a quienes me encontré en Instagram, y Scott Prior (otro increíble pintor). Oh, y cuando leo a Patti Smith me da rabia. Esa rabia combinada con alegría que te da cuando ves lo que hace alguien a quien admiras tanto que dices: “¡Qué ganas de escribir así!”.
Para ti, la ilustración ha sido un viaje autodidacta. ¿Crees que así deba ser para los ilustradores, como artistas?
Para mí lo fue, porque no tuve la opción de estudiarla. Siempre me he sentido en desventaja por nunca haber estudiado ilustración; todo me ha costado el doble de aprender. Tengo una envidia sana a los que tuvieron clases de acuarela, de pintura al óleo o de cómo armar un portafolio, porque lo bello de estudiar es que una se rodea de colegas y genera conexiones. Sin embargo, casi todos los ilustradores que conozco no estudiaron, se las arreglaron solos. Hacerlo solo forma mucho el carácter, los autodidactas nos exigimos más y también generamos más tolerancia a la frustración.
Tienes muchos personajes femeninos en tus ilustraciones, ¿hay alguna intención feminista o es porque dibujas lo que conoces?
Fue por intención feminista casi accidental, mucho antes de saber qué era el feminismo. Partió cuando vi Sailor Moon por primera vez, a los ocho años, y me di cuenta de que era la primera vez que veía un dibujo animado con una mujer como protagonista. Más tarde, cuando me empecé a ilustrar, descubrí que me encanta el trabajo autobiográfico porque es personal y vulnerable; por eso me dibujé y dibujé a las mujeres que conozco. Ahora, al ver resultados de encuestas sobre ilustradores, veo que es una carrera en la que predo- minan las mujeres. Me emociono, porque somos tantas y podemos hablarles a tantas otras.
Otra exploración muy tuya es hacer novelas gráfica para adultos con temas que por lo regular se tratan en libros para niños (como tu libro sobre la amistad). ¿Cómo ha sido esta experiencia?
Siempre me llamó la atención, porque como adultos seguimos teniendo problemas, malentendidos, dramas o quiebres con amigos, y muchas veces no tenemos herramientas para las soluciones; nos dejamos llevar tanto como un niño. Me pregunté por qué nos sigue pasando esto, y le planteé el proyecto a Ed, mi esposo (quien es escritor). Escribimos e ilustramos desde la honestidad, leímos cientos de papers sobre la amistad en adultos y jóvenes, entrevistamos a psicólogos, a compañeros de trabajo y a amigos. Grabamos un podcast sobre la amistad (Edo y Fran hablan de amistad) porque nos dimos cuenta de que el tema era inabarcable en un libro. Se nos fue de las manos; nos llegaron miles de mensajes de gente en la misma situación, con problemas iguales o similares y todos con la misma interrogante: ¿por qué no se habla más de esto si la amistad es TAN importante?
¿Crees que la ilustración ya está siendo valorada como arte y no como forma de comunicación?
Es lo bello de la ilustración: que va y viene depende del ojo con que se mire. Eso es lo más discutido también en el arte; qué es y qué no es arte. El arte también es una forma de comunicar, así que la ilustración está en ambas. Creo que esa es la línea delgada que más me gusta de la ilustración. He visto portadas de revistas ilustradas que podrían ser cuadros y viceversa; cuadros en galerías que podrían ser una ilustración editorial de una revista.
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