Las generaciones pasadas tenían sus propias formas de ligar y hoy las costumbres cambiaron pero, ¿en qué medida? ¿Qué nos puede decir esto sobre cada época?
La manera en que lxs chilangxs ligamos ha dado muchos giros en los últimos años y cada generación y grupo social ha tenido su forma de seducir. En esta ocasión y para salir de algunas dudas muy pertinentes, platicamos con Paola Aguilar (IG: @paola_aguilar_r), periodista de formación, y escritora y educadora sexual por vocación, quien además es co-host y editora del podcast Rico y Bonito donde se habla de sexualidad, diversidad humana y no monogamias.
¿Qué tan distinto es el concepto de ligue de las generaciones pasadas en comparación con el actual?
Sin duda las formas de ligar se han diversificado y flexibilizado a lo largo de los años. Pienso en la connotación que tiene la palabra “cortejo”, más comúnmente utilizada por personas mayores de cincuenta vs la palabra “ligue”, usada por personas más jovenes.
El cortejo sigue códigos rígidos, apegándose a los roles de género tradicionales: una dinámica heterosexual en la cual el hombre toma el rol activo, seduciendo a la mujer a través de regalos y actos de “caballerosidad”, mientras ella toma un rol pasivo expresando su deseo de forma ambigua para mantener la emoción del “cazador”.
En algún momento nos empezamos a dar cuenta, sobre todo las mujeres y disidencias, que el cortejo, en el peor de los casos, puede convertirse en acoso y empezamos a crear nuevas formas de ligue donde el deseo de todas las personas esté al frente, no sólo el de los hombres. En este sentido, ya no es tan escandaloso que una mujer invite a un hombre a salir o que existan espacios exclusivos para el ligue cuir.
¿Cómo crees que transforman las redes sociales y el uso de apps nuestros acercamientos románticos?
Con el internet y las redes sociales, nuestro panorama de posibles ligues se ha ampliado y eso es muy positivo porque nos permite tomar la iniciativa y romper nuestras burbujas: esto es particularmente importante para personas diversas que tienen más dificultades de acceder al ligue en otros espacios, por ejemplo, una persona LGBTIQ+ que vive en un pueblo o ciudad muy conservadora, alguien con una discapacidad motriz, gente que practica la no monogamia, etc.
Por otro lado, claro que puede ser abrumador: medir nuestro valor dependiendo de cuántos matches hagamos, la presión de tener que hacerlo todo el tiempo porque lo tienes en la palma de tu mano, los malabares que hacemos para sostener conversaciones con 20 personas distintas en una noche. Las apps pueden tener un impacto muy positivo o muy negativo en nuestras vidas, todo dependerá del uso que decidamos darles.
¿Es verdad que antes se pensaba en el amor “para siempre” y ahora cuestionamos mucho más esa idea?
Sí, yo tengo 30 años y observo cómo de mi generación para abajo hay cada vez más personas desilusionadas con la promesa de la monogamia: hemos visto de primera mano que, en la mayoría de los casos, la exclusividad sexual y romántica no se cumple y termina hiriendo a las personas involucradas.
Hemos visto que hay personas mucho más felices tras una separación, y parejas que duran “para siempre” que llevan vidas miserables. Quizás la duración y la exclusividad no son las varas más acertadas para medir la plenitud de una relación. A la par, las no monogamias (relaciones abiertas, poliamor, etc) son vistas cada vez más como una alternativa digna y eso me pone muy contenta.
Si tuvieras que darles consejos a nuestros padres sobre cómo ligar en la época actual, ¿qué les dirías?
¡Que aprovechen que ahora hay más margen de exploración y que se diviertan con ello! Que no se crean eso de que ya no están en edad de ligar, que no les dé pena hacerse un perfil en una app de ligue, que no tienen por qué saberlo todo, que se vale preguntar, que es posible externar nuestras intenciones de forma directa y con respeto.
También que tomen en cuenta que los estándares para el ligue se han elevado, entonces las formas de antes quizás no funcionen ahora (o quizás sí con las personas de su misma generación que compartan los mismos códigos) pero eso no es para agüitarse, sólo es un pretexto para aprender formas nuevas de relacionarnos que se sientan más auténticas.
Ligue antes vs ligue ahora
“Definitivamente ahora cuestionamos más las violencias que se dan en el ligue, pero también estamos reconociendo que existen motivaciones muy variadas para ligar más allá de hacerlo para casarnos y formar una familia tradicional.
Habrá quienes sí buscan eso, pero también están quienes ligan por placer, por diversión o por conexión y eso no supone un fracaso, así que afortunadamente el estigma cada vez pesa menos. Al tener la oportunidad de acceder a más experiencias de ligue que nuestros padres y madres, también podemos comparar y conocer lo que realmente nos gusta y lo que no y acercarnos al ligue desde un lugar más lúdico, libre y ligero”, asegura Paola.