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7 de octubre 2024
Por: Eridani Palestino

Las claves del conflicto palestino-israelí

Nofret Berenice Hernández Vilchis, especialista en mundo árabe, nos explica un poco del contexto histórico para entender lo que hoy ocurre en la Franja de Gaza

El conflicto entre Palestina e Israel es complejo y de larga data. Para entender lo que ocurrió el 7 de octubre de 2023 en la región, cuando milicias del movimiento islamista Hamás atacaron territorio israelí y en respuesta se desencadenó un devastador bombardeo contra Gaza, es necesario retroceder hasta 1948, incluso más allá.

La Dra. Nofret Berenice Hernández Vilchis, especialista en mundo árabe y posdoctorante de la División de Historia del CIDE, enfatiza en esta última fecha por ser el inicio de las “hostilidades abiertamente militares” entre algunos países árabes y el recién creado Estado de Israel: “Empieza el proyecto de limpieza étnica del sionismo, de colonización al estilo europeo. Colonialismo de asentamiento se le llama”.

La especialista apunta que existe una “narrativa sionista”, en la cual “nos han hecho creer que siempre empiezan ellos (Hamás), sin contar la historia que hay detrás”. Hernández Vilchis no pone en duda en enjuiciar los “crímenes de guerra” que ambas partes han cometido desde el año pasado. Sin embargo, resalta que “la respuesta de Israel ya es desproporcionada”.

Incluso comparte la postura que alguna vez expresó António Guterres, secretario General de la ONU, al decir que los ataques de Hamás “no se produjeron en el vacío” y que “el pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante”.

El fracaso del proceso de Oslo

En 1993 se llevaron a cabo en Noruega negociaciones entre el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat. Estas reuniones dieron lugar a los Acuerdos de Oslo, que buscaban establecer un proceso de paz para el conflicto.

Pero, lo que se percibía como un gran paso, resultó en un “fracaso” a partir de 2007, según la especialista: “Es cuando empiezan a construir el muro alrededor de Gaza y además le imponen este bloqueo por cielo, mar y tierra”, que impide la libre circulación de personas y bienes.

“Ya llevamos 30 años de apartheid, que se fue institucionalizando con el fracaso de Oslo, y 17 años de una prisión al aire libre; se estaba normalizando esta opresión a los palestinos. Después viene el 2023”.

Y añade: “Oslo intentó, por lo menos, que hubiera un reconocimiento mutuo, pero [Benjamín] Netanyahu [primer ministro de Israel] fue una de las personas, no la única, que más hizo porque Oslo fracasara. ¿Qué pasa el 7 de octubre? No estoy diciendo que haya sido la mejor o peor estrategia, o si Hamás calculó la reacción de Israel, pero lo que sí, es que estaban pensando en romper el status quo y lo lograron a costa de muchas vidas”.

El papel de México ante el conflicto

En su libro Boicot. El pleito de Echeverría con Israel (2019), Ariela Katz Gugenheim cuenta que en 1975 se llevó a cabo la Conferencia del Año Internacional de la Mujer en la CDMX. Fue ahí donde se introdujo por vez primera en un foro de la ONU la acusación de que el sionismo constituía una forma de racismo y México votó a favor.

Como consecuencia, organizaciones judías de Estados Unidos hicieron un boicot turístico a México que le costó, además de pérdidas económicas, el puesto al canciller Emilio Rabasa.

“México empezó a darse cuenta que no era fácil. Y estoy de acuerdo, pero también creo que es una falta de visión. Nuestra política exterior se basa en no meterse, en la neutralidad, pero incluso hay formas de hacerlo de manera diplomática. No quieres romper relaciones, mandas a llamar al embajador en Israel. O rompamos algunos acuerdos económicos, culturales, académicos”, señala Hernández Vilchis.

Apunta que aunque México ha tratado de tener una postura fuerte, como solicitar a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) intervenir en la demanda que Sudáfrica interpuso contra Israel por actos de genocidio, “no es suficiente”.

“Estas acciones están bien, pero no son suficientes. Y no es coherente a veces con el discurso o con la falta de discurso, porque sería mejor presionar a través de estos rompimientos. Eso sí crea más presión, no nada más la cuestión legal”, afirma.

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