Este sábado, la banda tocará en el concierto “Es tiempo de bailar”, que forma parte del festival Tiempo de Mujeres. La cita es en el Faro de Oriente a partir de las 16:00
Todo comenzó hace cinco años. Era el cumpleaños de Laura de Ita, casualmente su casa se incendió por una descarga eléctrica. Fue, literal, un chispazo en su vida, pues después del incidente pensó en que había llegado el momento de hacer lo que había soñado durante toda su vida: tener una banda.
Así fue como juntó fuerzas con su hermana, Marina de Ita, y con Oceana Castañeda —quienes ya tocaban juntas en otra banda— para darle pie a este proyecto, llamado Las Luz y Fuerza. El nombre fue inspirado por su abuelo, quien trabajó en la extinta compañía de luz: “Crecimos con el logo y las historias de electricistas, y buscando nombre nos inspiró el Instituto Mexicano del Sonido por esta onda de las siglas”, cuenta Marina. Aunque también necesitan “mucha luz y mucha fuerza”, cierra Oceana.
Desde entonces se han presentado en diversos foros de la ciudad y han estado sacando música nueva. Recientemente, lanzaron su disco homónimo, el cual estará a la venta a un precio especial durante su presentación en Tiempo de mujeres, aunque también se puede escuchar en plataformas digitales.
Además de la banda, cada una tiene sus propios proyectos. Laura es actriz, Oceana toca en La Sonora Criminal y Marina es parte de Polka Madre, además de que está retomando su carrera en las letras, pues ella es editora y correctora de estilo —este 8 de marzo estará en el Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer en la UACM a las 16:00.
Música para todas las personas
Tras cinco años de carrera, Las Luz y Fuerza han logrado sobrepasar varios obstáculos. Por eso, para ellas es emocionante formar parte de Tiempo de Mujeres, un festival que busca la equidad de género y eliminar el machismo con actividades culturales.
Laura: Estamos muy contentas porque es nuestro primer festival de puras mujeres. Todo tiene polémica y viene de lugares oscuros, todo es cuestionable pero yéndonos a la esencia de lo que nosotras ha- cemos, que es tocar y ser honestas, estamos muy felices de formar parte de un cartel de mujeres a quienes admiramos, todas de otros países, mexicanas, de distintos géneros… es algo que no existe.
Marina: Esto es un ejemplo para las siguientes generaciones, las niñas ven que pueden tocar instrumentos y no solo ser la corista que está detrás.
De pronto hay festivales con puro machín y admiramos a Alika, la Mala, Ruido Rosa. Es increíble y creo que es algo muy necesario más allá de la polémica que causa este tipo de eventos, tal cual es tiempo de mujeres y más con todo lo que se está moviendo.
¿Creen que los espacios para mujeres están limitados en la ciudad? Por ejemplo, la participación de músicas en festivales no sobrepasa el 29%.
L: Hay que aplaudir y seguir remando y luchando. En este Vive Latino, obviamente hay más bandas masculinas porque son grupos que están desde hace 30 o 20 años y en ese entonces había muy pocas roqueras o músicas. Solo muy pocas han estado ahí de guerreras o a lo largo del Vive, como Julieta Venegas, Ely Guerra, Natalia Lafourcade, son como explosiones mágicas dentro de un mundo de hombres. No hay que tirar la toalla, hay que luchar. Sí es poco el espacio para mujeres, pero la cosa es que ahí sigamos.
Oceana: Nosotros somos una banda mixta: hay tres hombres y tres mujeres, pero nosotras somos la imagen. Está padre que haya bandas mixtas, que sea más inclusivo y que no sea extraño. Que se normalice que las bandas son mixtas y haya igualdad.
L: Es necesaria. El problema es que luego se cuestiona y se hace poco. Vamos avanzando, pero hay un rollo retrógrado en las mentes de todos. Nosotras lo único que queremos es hacer música, tocar, celebrar, decir lo que nos gusta. Está muy bien que haya mujeres que estén luchando por los derechos, no las hacemos a un lado. Nosotras lo que queremos es crear sin cuestionar.
M: Nuestro discurso es como personas más que para mujeres nada más.
L: Por ejemplo, tenía mucho miedo de que mis amigas feministas me cuestionaran por la canción “Me la tragué todita”. Yo de broma digo que es un autoalbur, es como una metáfora de tragarse todo lo que te dice un hombre o un partido político, un vendedor de seguros o lo que te dice quien sea. Y estoy bien feliz de que Las Reinas Chulas (Ana Francis Mor nos recomendó mucho para este festival) me hayan pedido esa rola para un show de ellas en el Teatro el Vicio, para usarla en un momento en el que la protagonista se cree toda la mentira.
Al final hacer música o lo que sea debe ser porque te gusta y no ser complaciente…
L: No. No somos músicas de conservatorio, yo soy actriz y tomé canto en la escuela de actuación. Ellas también se han ido formando. El problema a veces no es no ser hombre, sino que te van poniendo una serie de obstáculos.
M: A los hombres también los cuestionan amigos que sí son músicos. Nadie va a estar contento nunca.
O: Nunca vamos a complacer a todos, por eso hay que hacer lo que te gusta y hacer equipo con quien te cae bien, y tratar de dar un mensaje que te guste.
¿Qué ha sido lo más complicado para ustedes estos años?
L: Hay que celebrar nuestros cinco años porque sí hay muchas dificultades para llegar. Nos dicen que somos bebés, pero sí pesan. Siempre es difícil encontrar lugares donde tocar, porque los dueños de bares no te toman en serio, te timan y no valoran.
O: Hemos pasado por lo bueno y lo malo, tocadas bien padres, viajes, pero también tocar en lugares sin paga; hacerlo por una buena causa está padre, pero en otros sitios no lo hacen por eso.
L: También ha sido complicado encontrar cómplices masculinos. Sí tenemos chicos en la banda, pero ha sido difícil que digan “va, vamos a hacer esto”, también juntar tiempos. Yo quisiera que tuviéramos todos un contrato, pero hay que buscarle por todos lados.