Aunque casi nadie quiere hablar sobre el tema, Leticia Gasca, autora de Sobrevivir al fracaso sabe que, si se sabe aprovechar, puede convertirse en una gran fuente de aprendizaje
Una de las premisas con las que Leticia Gasca aprendió a trabajar es: “No es posible que a todos los emprendedores del mundo les esté yendo bien”. La escritora en temas de empresas y negocios está especializada es un tema que ninguna persona quiere reconocer: el fracaso.
Dice que “tronar” un negocio duele física y emocionalmente. Es similar a terminar una relación o la muerte de algún familiar e incluso implica un proceso de duelo.
“Cuando inicias un proyecto pones todo el corazón, le das tu energía, tiempo y dinero, y si no funciona hay una pérdida muy fuerte, pasas por la negación y el enojo, vas a culpar a todo el mundo y te vas a deprimir. Hasta que llegas a la aceptación y puedes ver con objetividad por qué fracasó y seguir adelante”.
La autora del libro Sobrevivir al fracaso lo vivió cuando tuvo que cerrar su empresa social y el impacto emocional evitó que hablara del tema durante siete años. Sus miedos eran ser la única persona del planeta que no había podido mantener su negocio y tener que afrontar “el riesgo reputacional” que implica que los inversionistas dejen de confiar en el empresario por no haber cumplido las expectativas.
Sin embargo, años después se enteró de que no había sido la única: ocho de cada diez emprendimientos fracasan en los primeros dos años y es hasta el segundo o tercer intento que los negocios empiezan a caminar.
“Elegí el fracaso porque casi no se habla del tema y porque hay una gran fuente de aprendizaje, incluso mucho mayor que cuando tienes éxito. Imagínate que debes enfrentarte a la decisión de “pivotear” tu negocio (cambiarle el giro) o de plano cerrarlo. Eso te da una mayor visión a futuro. Creo que los buenos emprendedores son los que aprenden a convivir con el fracaso”, dice Leticia Gasca.
¿Cómo ser emprendedor?
El primer requisito que se debe cumplir al empezar a emprender es poner la resiliencia a prueba. Empezar a adaptarse a todos los cambios que se producen al iniciar un negocio. Además de acercarse a herramientas, cursos y talleres que doten de los conocimientos capaces de impulsarlo.
“Entre lo más básico está aprender inglés y en los últimos años me he dado cuenta de que es necesaria la alfabetización de datos y el manejo de tecnología, pues muchos negocios han tronado en los últimos cinco años porque surgieron tecnologías emergentes que hacían el trabajo más rápido, económico y con mayor exactitud”, explica la autora.
Como parte de las habilidades que todo aquel que quiere emprender debe desarrollar están los idiomas y la alfabetización digital, que no necesariamente implica saber programar, analizar datos o hacer tareas complejas sino tener los conocimientos necesarios para acercarse a los especialistas y acordar procesos de trabajo. Además, la experta hace énfasis en que hay que entender muy bien las redes sociales, las estadísticas y los procesos trasversales entre ellos.
Otra cosa que recomienda es la validación de las ideas de negocio. “La mejor forma de prevenir un fracaso es matar una mala idea desde el principio”, y asegura que la manera más práctica es a través de experimentos: hacer un prototipo y preguntarle a la gente qué les parece y cuánto pagarían.
Hablar del fracaso
Si ya iniciaste tu negocio y no le está yendo como esperabas, la autora de Sobrevivir al fracaso considera que una buena idea es hacerse de una “red de seguridad” conformada por amigos inteligentes, bien intencionados y sin conflictos de interés. “Explícales lo que está pasando, ábreles las entrañas, muéstrales los procesos, el trato con el cliente y que ellos te digan, desde su perspectiva, qué es lo que estás haciendo mal”.
Al mismo tiempo, esa red se vuelve un respaldo, un espacio seguro para poder hablar y aligerar la angustia cuya eficacia está probada por Leticia Gasca, una de las fundadoras de Fuckup Nights, un movimiento que ha llegado a todo el mundo y que busca que las personas que hayan fracasado en sus negocios, compartan sus experiencias públicamente.
“Este es un espacio de honestidad donde está bien visto decir que fracasaste. A veces vas a eventos de emprendedores y todos están levantando inversiones, contratando gente, viajando por el mundo, y desarrollando negocios que crecen; sin embargo, si te vas a las cifras, ocho de cada diez negocios fracasan, entonces no es posible que a todos ellos les esté yendo tan bien”, sentencia Gasca.
La idea nació en 2012 a partir de una charla entre amigos. Todos, incluyendo a Leticia, habían “tronado” un negocio y nadie se había atrevido a decirlo hasta esa noche que descubrieron el poder liberador de la palabra.
“El miedo al fracaso es natural, pero puede ser un aliado, algo que te mueva a dar tu máximo. Yo hasta el momento sigo teniendo miedo de fracasar. Después de siete años de dedicarme profesionalmente al fracaso, aún me da miedo. Pero ahora mi actitud es muy diferente, antes me detenía, hoy me impulsa”, dice.