“Otra Noche de Llorar” es el nuevo sencillo de la artista chilena que ya es tan chilanga como nosotrxs
Por Liz Basaldúa*
Hay artistas con lxs que entrevistar se vuelve una experiencia entrañable. Mon Laferte tiene ese don: el de abrirse con ternura, hablar con franqueza y hacerte sentir que podrías llorar a su lado sin miedo, como con una amiga cercana. Así nos recibió para hablar de “Otra Noche de Llorar”, su nuevo sencillo.
“Lloro todo el tiempo”, confiesa. Llora por la belleza de un día perfecto, por las jacarandas de la CDMX, por sentirse mala mamá a veces, por no encontrar la palabra correcta en una canción. “Llorar te libera, te devuelve a ti misma y la música me sana”, dice.
Su nueva canción, primer adelanto del álbum Femme Fatale, transita justo por esa emoción sin filtro, el llorar y sentirse libre llorando. Con sonidos de jazz, cabaret y música romántica nocturna, Mon Laferte canta al amor que duele, que ya no está, pero que aún arde. No es un tema alegre ni busca serlo. Es una pieza para conectar con lo que incomoda, lo que se rompe, lo que aún duele, pero también con lo que puede sanar.
Femme Fatale no es un álbum feliz. Tampoco lo pretende. Es un disco oscuro, de reflexión, pensado para mirar hacia adentro. “A veces se busca la felicidad de una forma tóxica, pero no existe, no hay un estado de felicidad constante, son pequeños destellos del día a día y con este disco voy todo lo contrario”.
Llorar, pero sin pedir permiso
Desde afuera, muchos la vemos como fuerza, como fuego, como voz que grita por todas. Pero ella no se ve así. “Yo me siento tremendamente frágil, vulnerable, muy sensible. No soy esa mujer fuerte y resiliente que todos creen. Soy una mujer que necesita que la abracen y le digan ‘todo va a estar bien’”, dice con pudor y dulzura.
Hablar con Mon Laferte también es adentrarse en un debate sobre los estereotipos que pesan sobre las mujeres, incluso dentro del feminismo y activismo; al respecto, Mon argumenta que no se siente una activista en realidad. “Yo no soy activista, lo respeto mucho, pero yo soy activista de la belleza del mundo, de la belleza de sentir y ser”.
Lo que sí le inquieta profundamente es la expectativa social que recae sobre su figura pública como mujer y como feminista, esa que insiste en que una mujer fuerte no puede mostrarse frágil, ni llorar por amor.
“Sí podemos estar rotas. Somos seres humanos. Nadie puede decir qué decir o qué vestir y nadie puede decirnos qué sentir”, sostiene.
La maternidad y la presión de no fallar
En medio de los aplausos y los escenarios llenos, Mon también es mamá. Y lo dice con toda la honestidad del mundo: “Lo hago pésimo todo el tiempo”. No hay en ella un discurso de madre perfecta. Todo lo contrario. Reconoce las dificultades, la culpa, el dolor de no poder estar siempre, de no saber si lo está haciendo bien.
“Mi hijo me ha visto llorar. A veces intento que no me vea, pero pasa. Y me dice: ‘mamá, todo va a estar bien’. Eso me sana”.
Mon Laferte ya es chilanga y ama serlo
Mon Laferte nació en Chile, pero su historia artística cambió para siempre cuando llegó a México. “Soy chilenga”, dice con humor. Adoptó no sólo el país, también su sabor, su lengua y su cultura. Ama los tacos, los tlacoyos, la comida callejera. Usa el “chale” como nosotrxs, con tono y todo. Y cuando puede, camina por el Centro Histórico, donde vivió un tiempo.
La Ciudad de México también ha sido testigo de su evolución. Aquí escribió, sufrió, lloró, amó, sanó. Por eso, si tuviera que dedicarle una canción a esta ciudad, sería “Amigos simplemente” (SEIS, 2021), porque entre sus calles y sus historias, Mon encontró en la CDMX un hogar.
Con “Otra Noche de Llorar”, Mon Laferte no sólo inaugura una nueva etapa en su carrera, sino que también se reafirma como una artista que no le teme a la oscuridad ni busca disfrazar la tristeza de euforia, que canta para quienes sienten mucho, para quienes alguna vez se sintieron rotos y hoy están, aunque no enteros, en pie.
“Y está bien”, dice. Y sí. Llorar está bien. Sentir está bien. Ser frágil está bien. Y escuchar a Mon Laferte, siempre, también lo está.