Tatiana Maillard es una de las tres primeras ganadoras de Enjambre Literario, un joven concurso editorial, iniciativa de la editora Brenda Navarro para publicar la obra de escritoras en habla hispana. El jurado, integrado por Fernanda Melchor, Yuri Herrera y Catalina Ruiz-Navarro, eligió Agosto de entre 120 propuestas, y será publicada por la editorial digital Poua —en eBook y con impresión bajo demanda—. Se trata de la primera novela de Tatiana, quien en esta entrevista nos habla sobre sus procesos personales y literarios para hacerse visible en un mundo editorial dominado por hombres.
Agosto es tu primer libro publicado. ¿Cómo te sientes?
Feliz y nerviosa. Me da mucho gusto que sea a través de Enjambre Literario. Cuando salieron los resultados me dio felicidad encontrarme junto a Sylvia Aguilar Zéleny, porque me gusta mucho cómo escribe. Pero no solo me emociona la publicación, me encanta ser parte del proyecto y contribuir a eliminar el sesgo que tienen las editoriales de publicar más a hombres que a mujeres.
¿En qué momento te diste cuenta de esta tendencia editorial?
Me hizo mucho eco lo que dice la página de Enjambre: “Lo que no se nombra, no existe”. No es que haya menos mujeres escritoras, lo que pasa es que se publica más a los hombres. He pasado mi vida leyendo, y mi biblioteca está llena de libros de vatos. No era que no quisiera leer a las chavas, sino que no estaban en mi radar. Empecé a ser consciente de esto hace unos cuatro o cinco años, cuando también empecé un proceso de liberación, de soltar viejas ideas que no estaban chidas —de machismo, pero también de autocrítica enfermiza—.
Cuéntame cómo fue ese proceso de liberación por el que pasaste.
Tuve un superior que me acosó durante mucho tiempo. Su dinámica consistía en repetirme lo pendeja que era y cómo él se iba a encargar de que me corrieran del trabajo. Lo hablé. Salí con pancartas con su nombre a la marcha #VivasNosQueremos [24 de abril del 2016], puse una denuncia contra él. Seguramente la archivaron, pero desde entonces no se ha vuelto a meter conmigo.
Esa marcha fue muy importante. No solo sirvió para que compartiéramos experiencias, sino para fortalecernos, para ya no callar por miedo, por pena, o peor, por culpa. Ese día pusimos en la luz lo que otras generaciones no hicieron.
Hace 10 años yo no tenía ni idea de lo que era el feminismo. No consideraba hablar sobre los temas que hoy se discuten de manera seria, porque la generación de mi mamá me decía: “La ropa sucia se lava en casa”. Esa marcha aceleró el proceso de no callarnos y de dejar de normalizar el acoso y la desigualdad. Y qué bueno que haya sido criticada y cuestionada, porque de la crítica y el diálogo se construye.
¿Cómo influyó este proceso en tus procesos creativos y tu escritura?
Hace cinco años tenía ataques de pánico para escribir. Crecí con la idea de que no era suficientemente buena y fue reforzada por jefes que me acosaron sexual o emocionalmente. La hoja en blanco era una neurosis para mí y, cuando lograba avanzar, de pronto me detenía y decía: “No. Esto es una mierda. Esto no le va a gustar a nadie. Esto no va a servir”. Lo dinamitaba todo y empezaba desde cero. Y ya cuando terminaba y lo pensaba perfecto, alguien me comentaba algo que no me gustaba y me derrumbaba. Conforme me fui liberando de ideas viejas, fui siendo más amable conmigo. Ahora pienso: “Ok, no va a salir chingón a la primera, pero lo voy a mejorar y, si me equivoco, no pasa nada. Esto no es Borges y no lo será nunca. Esta soy yo.”
Ahora que tu primera novela verá la luz, ¿te sientes más liberada?
Sí. Me siento más responsable de lo que escribo, de mi voz. Gracias a Agosto, entendí que escribir también es un proceso colectivo. Tener la compañía de un editor hace todo más relajado, porque así no siento que tengo toda la carga sobre mí. No lo tengo que hacer sola, la editora —en este caso, Brenda Navarro— va en el mismo barco, en el mismo viaje. La cosa es ser honesta con lo que escribo y estar abierta a que otros opinen sobre lo que hago.
Agosto empezó como un cuento corto, ¿cómo fue su evolución?
La historia empezó hace unos cinco años. Conocí a un guía de turistas español en un viaje familiar. Me pareció extraordinario, porque odiaba a la gente y no lo disimulaba. Así es Agosto: un personaje bastante agrio de carácter y a la vez sensible. Al regresar del viaje, me rompí la pierna y escribí. Fue creciendo a lo largo de los meses. Lo tallereé dos veces y fue hasta que entró a Enjambre Literario cuando pasó de ser cuento largo a novela. Tengo un montón de cuentos que me encantaría que vieran la luz, pero me iré con paciencia.
No te lo pierdas
Agosto será presentado el viernes 19 por Fernando Rivera Calderón, Rafael Cabrera y Ale del Castillo, en Casa Tomada (Pachuca 146A, Condesa).
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