La cifra de homicidios dolosos fue la más alta desde 1999, por lo que expertos llaman a mejorar las instituciones de seguridad y justicia.
El año 2015 fue violento para la Ciudad de México. De acuerdo con datos oficiales, a lo largo de este periodo la Procuraduría General de Justicia de la capital abrió un total de 854 averiguaciones previas por homicidios dolosos.
La cifra representa un aumento de 14% respecto de 2014 y es la más alta registrada desde 1999, cuando hubo 880 casos.
Con base en lo anterior, la capital todavía tiene una tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes menor a la media nacional: 9.64 contra 14.06. Sin embargo, en términos absolutos —el total de crímenes sin considerar el tamaño de la población—, sí supera al promedio por entidad: 532.
Analistas en seguridad consideran que, si bien el total de homicidios dolosos es menor al de entidades violentas como Guerrero, el Estado de México o Sinaloa, en la capital hay una tendencia al alza relacionada con la presencia de grupos del crimen organizado. Según los expertos, esto se observa no sólo en la cantidad de delitos, sino en las características con las que se cometen.
Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, dice que la policía local tiene fallas importantes en su trabajo cotidiano, lo que impide que los trabajos de prevención y disuasión del delito tengan éxito.
“Aunque las autoridades capitalinas lo sigan negando, existe presencia de criminalidad organizada. Lo que hemos visto en el DF no sólo es un aumento de homicidios, sino cierto tipo de ellos que nos hace pensar que es algo más allá de un homicidio pasional. Más bien algo relacionado con un evento delictivo mayor”, señala.
Por delegación, las que tienen mayor incidencia de delitos de alto impacto —homicidio doloso, extorsión, secuestro o robos con violencia— son Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc. Para los analistas, esto indica que en esas demarcaciones hay disputas por controlar espacios y que hay zonas donde se observa un “efecto cucaracha”, de bandas que operaban en el Estado de México y llegan a establecerse en la ciudad.
“Ya no se puede hablar del DF como una burbuja donde no entran las condiciones de violencia del resto del país”, dice el especialista Alejandro Hope.
Máspormás solicitó entrevista con la procuraduría capitalina para conocer su postura sobre el incremento de los homicidios dolosos. Sin embargo, la dependencia no respondió antes del cierre de edición.
Cuando ha sido cuestionado al respecto, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha rechazado que el crimen organizado se haya asentado en la capital y asegurado que sólo es una entidad “de paso” para los grupos delictivos.
“La Ciudad de México de ninguna manera se facilita para la operación de ningún tipo de actividad de este sentido [crimen organizado]”, dijo en mayo pasado en una conferencia de prensa.
Grandes pendientes
Durante el año pasado, en la capital se registraron casos que captaron tanto la atención nacional como la de organismos y medios internacionales.
Uno de ellos fue el multihomicidio de la colonia Narvarte. Ahí murieron cinco personas —el fotoperiodista Rubén Espinosa, la activista Nadia Vera y tres mujeres más—, un crimen condenado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Otros fueron asesinatos cometidos en la colonia Condesa, una de las zonas más visitadas de la ciudad.
Para los analistas, la tendencia al alza en los homicidios dolosos también representa un llamado urgente para las autoridades a mejorar el trabajo de las instituciones de justicia. Esto, debido a que si la gente no acude a presentar y a ratificar una denuncia, por desconfianza en la procuraduría, los delitos no quedan registrados y, por lo tanto, no se les da seguimiento.
“Está el tema de las capacidades institucionales. Muchos de los casos que la autoridad reporta como homicidios comunes en realidad no lo son. Eso sólo te falsea la percepción de seguridad, pero la realidad no se puede cambiar”, dice Rivas.
Desde el inicio de la actual administración local, en diciembre de 2012, las autoridades han asegurado que una de sus prioridades es el combate a la inseguridad. En ese sentido, afirman, se han tomado acciones como capacitar a los policías y mantener colaboración con el gobierno federal y entidades vecinas como el Estado de México y Morelos.
Entre 2014 y 2015, hubo una baja significativa en los robos de vehículo con violencia (22%) y otras ligeras en los casos de extorsión y secuestro. Sin embargo, según las encuestas que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) levanta periódicamente, la percepción de inseguridad entre los capitalinos es mayor.
Casos que resonaron
Recordamos algunos de los asesinatos que atrajeron la atención de la ciudadanía durante el año pasado:
- Marzo. Cuatro jóvenes, tres hombres y una mujer, fueron asesinados en la Gustavo A. Madero, al norte de la ciudad. Las víctimas estaban dentro de un automóvil cuando les dispararon en cerca de 30 ocasiones.
- Junio. Marco Cardona, dueño del bar Life, ubicado en la colonia Condesa, fue asesinado a balazos poco después de salir del establecimiento. Según versiones policiales, el empresario había sido extorsionado semanas antes.
- Julio. Cinco personas son asesinadas en un departamento de la colonia Narvarte, en la delegación Benito Juárez. Entre las víctimas estaban el fotoperiodista Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera.
- Octubre. Un hombre es asesinado y colgado de un puente en la delegación Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México. Junto al cadáver se dejó un mensaje que relacionaba el crimen con una disputa entre bandas delictivas.
Así se percibe la inseguridad en la capital
En 2015, la percepción de inseguridad entre los habitantes de la ciudad fue mayor en comparación al año anterior, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe). La medición del Inegi indica que, en 2015, 78.5% de la población sintió que la capital es insegura, cuando el año previo el porcentaje fue de 77.6%. Además, 67.6% de los capitalinos dijo que la inseguridad es el problema más importante, por encima del desempleo (38%) y de la corrupción (36.2%).