A un mes del 19s, iniciaron los trabajos para derribar los inmuebles dañados, proceso que podría prolongarse varios meses
Esta semana, inició el proceso de demolición de tres inmuebles que resultaron dañados tras el sismo del 19s. se trata del primer paso para comenzar a reconstruir nuestra ciudad
Un mazazo y un golpe de pico a la vez. Así caen los muros del edificio ubicado en Concepción Béistegui 1503, en la colonia Narvarte. Una decena de personas con cascos y chalecos anaranjados se afianzan a los arneses, se aseguran de que su línea de vida esté conectada a un par de grúas enormes que prestan apoyo en caso de que la estructura no soporte más.
Ha pasado un mes desde el sismo. Hace ocho días, cuando la demolición inició en este punto, se tuvieron que lanzar los objetos personales por las ventanas ante los ojos de los vecinos, quienes siguen paso a paso lo que sucede con el inmueble. El objetivo fue liberar peso para trabajar con seguridad; pero para lo que unos es desecho, para otros es patrimonio. Muchos de los damnificados se han tenido que resignar a salvar solo su televisión, una muda de ropa o algunos documentos importantes. Lo demás vuela por las ventanas.
El proceso aquí está a unos días de terminar. Los pisos más altos cayeron a punta de martillazos. Para el resto se usa una garra mecánica. La misma que ahora se hunde y arranca varillas y piedras de raíz. En unos días no quedará nada.
Una ciudad caída
Palos y picos reconstruyen la ciudad. Manos, piernas y cálculos científicos urden la mejor estrategia para tirar los muros que permanecen dañados, las columnas que no tienen ya remedio. Camiones y excavadoras calientan motores.
Tres edificios iniciaron ya el proceso de desmantelamiento: Concepción Béistegui 1503, en la Narvarte; Génova 33, en la Juárez; y San Antonio Abad 122, en la colonia Tránsito, serán los primeros de una lista de inmuebles que serán demolidos.
En el edificio de la Narvarte, seis décadas de historias familiares están a punto de borrarse. En Génova, hasta ahora, los trabajos han consistido en revisiones y rescate de pertenencias de los 28 despachos y dos negocios que albergaba el inmueble. Mientras que, en la entrada del edificio de San Antonio Abad, aún cuelga una lona con el sello de Protección Civil que anuncia el simulacro del 19s: lo que solía ser una torre de oficinas de la Secretaría del Trabajo de la CDMX, del Sistema Penitenciario de la capital, del Heroico Cuerpo de Bomberos y de la delegación oriente del ISSSTE permanece acordonada y rodeada de mamparas.
La ciudad intenta sanar sus heridas. Para Álvaro Herrera, psicólogo social de la UNAM, en este tipo de eventos la salud mental es crucial. A un mes de los sismos, dice, “la sociedad sigue en shock y si bien el miedo es natural frente a lo inesperado, no debemos permitirle frenar nuestra vida: se necesita ser resiliente para que la reconstrucción no solo modifique el entorno urbano, sino también el emocional”.
Demolición manual
De acuerdo con especialistas, en la Ciudad de México las demoliciones deben ser manuales para brindar mayor seguridad. El tipo de suelo y las edificaciones colindantes hacen inviable utilizar dinamita e incluso limitan el uso exclusivo de maquinaria pesada.
“Los suelos arcillosos y húmedos impiden que se usen herramientas más fuertes. La dinamita, por ejemplo, no es para la ciudad, pues, al estallar, la humedad del suelo provocaría ondas que afectarían otros edificios. En el caso de la maquinaria, también se provocan vibraciones alrededor, además de que se necesitaría que cada estructura soportara el peso y los embates de los aparatos”, explica Efraín García, director de EGC Construcciones y Demoliciones.
En Concepción Béistegui, el edificio con más avance hasta ahora, se aplicaron los ritmos de trabajo que sugieren especialistas: empezar de arriba hacia abajo y tirar los muros antes de tocar los sistemas de carga.
“Para eso hay peritos que analizan las estructuras. Se debe determinar cuál es el mejor procedimiento, si la gente puede ingresar, si hay que apuntalar o por dónde hay que empezar. Cada edificio es diferente y tiene necesidades propias”, explica la Compañía Mexicana de Demoliciones y Voladuras.
Los procesos de demolición varían según la dimensión del inmueble y las herramientas que se ocupen. Si es manual, el proceso es artesanal, cuidadoso y seguro; sin embargo, puede tardar hasta un mes y medio. Si se utilizan excavadoras, rotomartillos y cizallas, el tiempo se reduce hasta tres semanas y cuando la maquinaria es mayor, puede tomar solo unos días.
La reconstrucción de la ciudad también implica oportunidades, dice Efraín García. “Con el 85 se modificaron reglas de construcción que, esta vez, redujeron la cantidad de daños. Además, se generó una cultura de Protección Civil que también previno muertes. Visto como una oportunidad, lo que estamos viviendo con la reconstrucción nos puede aportar más que restar”, dice.
Tokio 517, en la Portales; Sonora 149, en la Roma, y Escocia 33, son parte de la lista de inmuebles que serán demolidos.
Álvaro Herrera, psicólogo, es claro: reconstruir no significa olvidar, “implica recomenzar, permitirse tomar fuerza de lo que nos causó dolor o incomodidad. Es cederle espacio al duelo para poder seguir con el ritmo de la vida y asumir la nueva configuración social. Es aprender y continuar”.
CIFRAS
13 edificios serán los primeros en demolerse tras los sismos del 7 y 19 de septiembre.
228 personas fallecieron con motivo del sismo, de las cuales 90 son hombres y 138 mujeres.
2,150 inmuebles requieren reparaciones menores, según Miguel Ángel Mancera.