De la azotea verde que en 2010 se instaló en el Palacio del Ayuntamiento sólo quedan algunas macetas, algo similar a lo que ocurrió con otros de estos jardines.
Aunque en la administración pasada el Gobierno del Distrito Federal (GDF) presentó las azoteas verdes como el estandarte de su lucha contra el cambio climático en la Ciudad de México, en la actual gestión este programa recibe menos atención y recursos e, incluso, un tercio de los jardines instalados se encuentra deteriorado.
Durante la administración de Marcelo Ebrard (2006-2012), el gobierno capitalino llamó a los particulares a poner azoteas verdes en sus propiedades —a cambio de descuentos en el pago del impuesto predial— e instaló 14 en edificios públicos, la primera en 2007. De estos jardines, dos quedaron bajo responsabilidad directa de la Jefatura de Gobierno porque se colocaron en sus instalaciones.
En recorridos, sin embargo, Máspormás constató que estas dos azoteas verdes están descuidadas.
De la que se instaló en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, principal sede del GDF, solamente quedan ocho macetones con ramas secas. En 2010, cuando se inauguró, esta azotea verde estaba conformada por 475 metros cuadrados de vegetación —entre los que destacaban diferentes especies de flores— que tuvieron un costo para el erario de seis millones de pesos.
Algo similar ocurrió con el muro verde de la primera cerrada de 5 de Mayo esquina con la calle Palma.
En este sitio únicamente queda la estructura metálica que sostuvo los 221 metros cuadrados de vegetación presentados al público en 2008. La obra costó entonces tres millones de pesos y se esperaba que su tiempo de vida fuera de 10 años.
Para conocer detalles del tema, se solicitaron entrevistas con la Jefatura de Gobierno, la Autoridad del Centro Histórico y la Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema). Sin embargo, ninguna de estas instituciones respondió a la petición.
Unas florecen, otras no
Otra azotea verde deteriorada es la del Centro de Desarrollo Infantil (Cendi) del Metro, ubicado en la calle Delicias 67. Este jardín —que incluía un huerto urbano— costó un millón 325 mil 560 pesos y consta de mil 190 metros cuadrados en los que ahora hay tierra, no el pasto ni los arbustos que se estimaba durarían 40 años.
La imagen es parecida en el edificio de la estación Insurgentes del Metro. En el techo del inmueble sólo hay algunas zonas con pasto y en la parte baja, donde antes había vegetación, actualmente se resguardan poblaciones callejeras.
Un ejemplo más es la azotea verde de la Secundaria Técnica 14, en la colonia del Valle. Este jardín de 220 metros cuadrados fue instalado en 2008, pero directivos reconocieron que quieren que se le retire porque ha provocado que se filtre agua por el techo. La situación es riesgosa, dicen, porque la estructura podría debilitarse y caer sobre los alumnos.
Del resto de las azoteas verdes colocadas durante la gestión de Ebrard, las de cuatro preparatorias públicas, dos centros de estudio ambiental, el edificio Juana de Arco y el Museo de Historia Natural se encuentran en buen estado, mientras que no se pudo corroborar la situación de la que está en el Hospital de Especialidades Dr. Belisario Domínguez.
Cambio de planes
Durante la gestión de Ebrard se creó el primer Plan de Acción Climática de la Ciudad de México (PACCM), con vigencia 2008-2012 y en el que se contemplaba una inversión de 202.9 millones de pesos para la instalación de azoteas verdes.
En contraste, la administración de Miguel Ángel Mancera (2012-2018) sólo menciona una vez el término “azoteas verdes” en su PACCM y no detalla cuánto dinero se dará a este programa en el periodo 2014-2020.
Desde que Mancera asumió el cargo, el GDF no ha instalado azoteas verdes; sólo amplió la del Museo de Historia Natural. Los informes de labores de la Sedema dicen que entre 2013 y 2015 se destinaron 24 millones de pesos a este programa.
Jerónimo Reyes, coordinador del programa de naturación de azoteas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que el gobierno capitalino está dejando morir una inversión millonaria que podría generar beneficios para el ambiente y la salud en la ciudad.
Sin embargo, dice, las autoridades aún están a tiempo de retomar lo que hizo la administración pasada, regenerar los espacios ya existentes e impulsar su crecimiento para en realidad tener una ciudad ‘verde’.
“Falta una institución que se encargue de monitorear cada dos años el estado del suelo porque en la ciudad hay mucha contaminación. Metales como plomo y cadmio, que están en el aire, afectan el desarrollo de las plantas, y por eso hay que analizar qué está pasando con ellas en las azoteas para que el proyecto funcione”, señala.
La norma
Para que un particular instale una azotea verde en la capital, debe cumplir con estos requisitos, según la norma ambiental local:
- Estudiar el edificio donde se desea poner el jardín y garantizar que el inmueble aguantará su peso. También se requiere colocar un impermeabilizante especial para evitar que las plantas dañen el techo.
- Otra condición es tener dispositivos de desagüe para desalojar el agua acumulada, así como realizar trabajos de inspección y mantenimiento periódicamente, en particular dos semanas antes de que inicie la temporada de lluvias.
- El ciudadano también debe garantizar que llevará a cabo trabajos de poda, riego, abonado y control de plagas. A cambio de tener una azotea verde, recibirá 10% de descuento en el pago del impuesto predial.
El porqué de las azoteas verdes
La azotea de cada edificio genera calor que contribuye a elevar la temperatura de una localidad. Por ello, especialistas sugieren instalar áreas verdes en estos espacios, como una medida para disminuir el calentamiento del ambiente. Los expertos explican que estos jardines conforman microclimas, absorben partículas contaminantes y metales pesados y, en época de lluvias, detienen el escurrimiento de agua y ayudan a evitar inundaciones. Además, son islas de biodiversidad y refugios para la fauna local.