La formación de grupos que ubican y exhiben a colonos que tiran basura o se apropian espacios comunes se torna más frecuente.
Hace cuatro años, un grupo de vecinos de Lomas de Plateros —una de las unidades habitacionales más grandes de la ciudad, en la delegación Álvaro Obregón— decidió actuar por su cuenta para resolver los problemas de la colonia, incluso si estos habían sido causados por otros lugareños. Desde entonces, la agrupación se ha topado con quienes tiran basura en la calle, indebidamente apartan espacios para sus autos y hasta arrojan orines desde sus ventanas.
Frente a estas conductas, una de sus más recientes estrategias es balconear a la gente en redes sociales, puesto que con ello, dicen, se identifica a quien viola las normas de convivencia y, al mismo tiempo, se llama a la autoridad a actuar.
“Todos tenemos vecinos gandalla y esto es una reacción a la impotencia que sentimos quienes queremos vivir en paz, en un lugar mejor”, señala Jackie Medina, una de las integrantes de esta agrupación.
Una historia similar se desarrolla en la colonia Irrigación, en la Miguel Hidalgo, donde, desde febrero, #BrigadaGodínez exhorta a los lugareños a actuar con civismo.
Su principal arma, dice Sebastián Santillán, es hacer transmisiones en vivo a través de las redes sociales, para así dar cuenta de su trabajo y evidenciar las reacciones violentas de los infractores.
Al centro de la capital, en la colonia Cuauhtémoc, la tendencia se repite. Un problema recurrente ahí es el hábito de algunos vecinos de tirar en las banquetas bolsas de plástico con las heces de sus mascotas, lo que genera montañas de excremento en las calles, relata Claudia Silva.
Por ello, un grupo de colonos se organizó e inició campañas en Facebook, en Twitter y en las propias vialidades, con el propósito de denunciar la situación.
En todos los casos, los vecinos inconformes buscan exhibir faltas a normas como la Ley de Cultura Cívica o el Reglamento de Tránsito, que implican sanciones como multas y arrestos hasta por 36 horas.
Para algunos capitalinos, esta tendencia tiene efectos sociales positivos. Para otros, es fuente de tensiones, a veces de violencia, y puede traer resultados indeseados.
Vecinos en acción
Los vecinos que se han unido y han formado grupos para denunciar faltas en sus colonias coinciden en que aquellos que se aprovechan del espacio público para su beneficio personal —aunque se trate de un bien común— tienen un alto desconocimiento de la ley e incluso son egoístas.
“Lo hacen porque pueden, porque nunca les habían dicho que estaba mal y porque no piensan en comunidad”, señala Santillán.
Héctor Castillo Berthier, académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, considera que exhibir a quien actúa mal es una forma de empoderamiento ciudadano, así como parte de un movimiento social que surge ante la ineficacia de la autoridad para resolver demandas y necesidades de la población.
“El celular se convirtió en un arma para toda la ciudadanía”, dice.
En esto coincide Joel Gómez, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Informático. En su opinión, la acción ciudadana puede convertirse en un apoyo para las instituciones en temas como civismo, orden público, cultura y vialidad.
“Es muy importante que el gobierno sepa apreciar estas prácticas de los ciudadanos, para que pueda tomar acciones correctivas cuando las tenga que tomar”, subraya el experto.
Armas de doble filo
Sin embargo, de acuerdo con algunos especialistas, estas acciones de vecinos organizados no sólo tienen consecuencias positivas, sino que pueden convertirse en un arma de doble filo.
El propio Gómez advierte que la exhibición de un infractor debe tomarse con precaución. Esto se debe a que una imagen o un video —a menos de que muestren el instante mismo en que se comete un acto— únicamente dan una versión de los hechos y pueden dar pie a linchamientos mediáticos.
Por ello, dice, se debe promover un uso consciente y responsable de la tecnología y de las redes sociales. Es decir, una utilización en la que éstas sean empleadas como herramientas para exigir que la autoridad atienda los problemas que le corresponden, en vez de sólo recurrir a ellas para captar la atención y seguidores.
Y ahí, insiste el especialista, la obligación de las instituciones es responder con resultados, no con oídos sordos.
Melina Arreazola tiene una opinión similar. Desde hace un año, coordina la cuenta @TantitaMadreMX, en la que recibe denuncias ciudadanas de toda la capital del país, las difunde y las canaliza hacia las autoridades correspondientes.
Durante este tiempo, señala, ha corroborado la importancia de las redes sociales para dar voz a la ciudadanía. Sin embargo, también ha visto que éstas no bastan para conseguir que los problemas se arreglen.
“Las redes son una herramienta de descarga del enojo y la impotencia que sentimos todos los ciudadanos, pero también son un registro de que esas cosas que se minimizan sí pasan y no se están resolviendo”, critica Arreazola.