Con 35 años de carrera, Benny Ibarra corona su trayectoria al interpretar a don Quijote de la mancha en el teatro musical
FOTO: LULÚ URDAPILLETA
Benny Ibarra se frota los ojos cansados. “Neta que está cabrón eso de dormirse a las tres de la mañana”, suspira. Son las cuatro y media de la tarde de un viernes en el Teatro de los Insurgentes y el cuerpo del artista se escurre en el sillón de su camerino como una gelatina que se ha derretido bajo el sol. En breve, el desvelado actor y cantante tendrá que salir al escenario para ofrecer dos funciones de El hombre de la Mancha, el musical en el que Ibarra interpreta tanto al novelista, poeta y dramaturgo español Miguel de Cervantes Saavedra, como al mítico personaje de su obra maestra, don Quijote de la Mancha.
Benny habla de las razones por las que aceptó la invitación para interpretar este musical icónico de Broadway bajo la dirección de Mauricio García Solano. Comienza por mencionar algunos aspectos técnicos: “El texto es una maravilla. La traducción es muy buena y las canciones me exigían una interpretación distinta de lo que estoy acostumbrado”. Además, interpretar el papel protagónico de la obra representaba un reto: “Yo venía de una serie de conciertos con Sasha y Erick”. En el repertorio del trío no podían faltar las canciones clásicas que interpretaron como miembros de Timbiriche, una de las bandas pop más memorables de la década de los 80. “Saltar de esa parte, que evoca nuestra infancia y juventud, para caer en esto: el viejito canoso y encorvado… yo me preguntaba: ¿Y cómo diablos voy a hacer eso?”.
Pero hay otras razones. Benny Ibarra quiso interpretar al Quijote porque lo considera un ícono de la fe ciega ante la vida. “El Quijote recita un monólogo que dice…que dice…¡Ay!”. Benny se frota la cara con las manos, menea la cabeza para ahuyentar el sueño. “¡Espero acordarme cuando esté en escena!”. Los ojos se elevan, como si buscara el diálogo en el techo, el único rincón del camerino que no está decorado con pósters, esculturas, retratos a lápiz, camisetas y demás objetos con la figura de don Quijote. Por fin lo encuentra en algún punto de su recorrido visual: “Ya lo tengo. Dice: ‘La peor locura es ver la vida tal cual es, no tal cual debiera ser’.” Chasquea los dedos.
“Durante las dos horas de la obra entro en un personaje, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que mantiene la fe todo el tiempo. Y lo contrasto con otro, Cervantes, que ha perdido la fe y que afirma que nunca ha tenido el valor de creer en algo. Este contraste me parece muy significativo. Es parte de la vida”.
Para él, no hay herederos más representativos del Quijote de la Mancha que la sociedad civil de la Ciudad de México. “La gente que habita esta ciudad y que pone el corazón para seguir enamorada de esta sociedad tan conflictiva. Esos son los héroes: los que pelean por una sociedad más justa y más empática”. No lo niega: a veces la ciudad le resulta inhabitable. “Al menos una vez por semana me pregunto qué hago aquí, en qué momento me iré a vivir lejos de esto, pero bueno…”. Suelta otro suspiro debilitado. “Aquí está mi familia, mis raíces y mi historia. Y yo soy un animal de memorias, de costumbres, y de estar cerca de donde crecí, de mi origen”.
Si bien el teatro musical es un territorio donde ha incursionado en otros momentos (es hijo de los actores y productores Benny Ibarra padre y Julissa, y desde chico ha actuado en el Teatro Insurgentes), es la música pop el lugar donde Ibarra ha forjado su camino. En septiembre de este año, la banda Timbiriche ofrecerá tres conciertos en la capital del país como parte de su gira. Benny regresa a un territorio que conoce bien y domina: las canciones de la infancia interpretadas con voz adulta, los himnos de amor y desamor de una adolescencia interminable y que se rehúsa a escapar.
“Es bien pinche complicado entender a Timbiriche”, considera. “Hay una parte que, ¡pues sí!, es un negocio para todos. Sí, el mercantilismo detrás de la banda fue gigante en su momento y eso influye hasta ahora. Pero es un proyecto que musicalmente conecta con muchísimas personas de todas las generaciones. Vamos a cantar 53 canciones y todas las conoces, aunque no hayas sido fan. Considero que hay que honrar ese repertorio. Ya no hay canciones infantiles que nos hagan sentir como en el México de los 80: más protegidos, más amados, en comunión”. Sentimientos que considera la clave para conectarse con el público que comparte ese recuerdo.
Antes de volver a esa juventud ensoñada, Benny seguirá interpretando al Quijote hasta el fin de la temporada de El hombre de la Mancha, a mediados de este mes. Dentro de poco tendrá que prepararse para dar la primera función de la tarde. Deja caer la cabeza. Está agotado. En toda la temporada, Benny asegura haber vivido funciones donde ha llegado al teatro sin haber dormido, o sin comer. A veces, también angustiado.
“La verdad, ha sido en esas ocasiones donde he dado funciones bien bonitas. Una buena actuación de teatro se basa en la repetición. Practicas hasta perfeccionar. Repites hasta que aquello que digas suene verdadero desde la primera hasta la última función. Pero también es necesario escuchar a tu cuerpo. Hoy vengo cansado y me digo: a ver, cabrón, incorporémoslo a la obra”. Benny se ríe: “Afortunadamente el Quijote es un personaje cansado”.
En cifras:
- 35 años de trayectoria artística cumple Benny Ibarra este año.
- 3 han sido las obras de teatro musical donde ha participado en el Teatro Insurgentes.
- 3 veces se ha reencontrado la banda Timbiriche para realizar conciertos.