El Museo Tamayo alberga la primera exposición del artista contemporáneo, Carsten Höller, quien busca provocar distintas reacciones en la gente
No habrá hongos gigantes colgados al revés, pero sí una obra de tubos de red para explorar el museo de forma diferente. Se trata de la primera exposición de Carsten Höller en la Ciudad de México y se encuentra en el Museo Tamayo desde el 29 de marzo hasta el 30 de junio.
La muestra, llamada “Sunday”, creó muchas expectativas desde su anuncio. Tan solo en su primer domingo rompió récord de asistencia con seis mil personas; hasta la fecha, ya van más de 62 mil asistentes. Conformada por 37 piezas —si las cuentas una por una y no por colección—, la exposición es sin duda la más importante del museo al menos durante primer semestre de 2019.
Carsten Höller es un artista contemporáneo de Bruselas, es conocido por utilizar elementos cotidianos con el fin de crear sensaciones y alucinaciones efímeras, para alterar los sentidos de cada persona. Y es que antes de ser artista contemporáneo, Höller es un científico, pues es doctor en Biología especializado en las relaciones humanas. Ha llevado sus obras por América, Asia y Europa, muchas de ellas son hongos gigantes, toboganes y hasta animales.
Höller en el Tamayo
Traer a Carsten Höller a la CDMX fue un reto, ya que siempre es complicado trasladar sus obras y montarlas conlleva mucho tiempo y trabajo, por ello es importante para el museo que haya aceptado la invitación. Todo empezó cuando Juan A. Gaitán —director del Museo Tamayo— trabajó en la Bienal de Berlín en 2014, ahí conoció a Höller; dos años más tarde, ya como director del museo, decidió invitarlo a la ciudad para mostrar su trabajo.
La mayoría de las piezas que conforman “Sunday” son readaptaciones, cuenta Karla Noguez, asistente curatorial del Tamayo, pues cada obra necesita ser acondicionada según el espacio donde se montan. Por ejemplo, Espiral oscilatoria es una especie de túnel de madera que, originalmente, se hace de acero; sin embargo, para montarla en el Tamayo se tuvo que construir de madera, debido a las características del museo.
Aunque algunas de las piezas ya se han exhibido en otros lugares, Carsten Höller realizó dos especialmente para su muestra en la ciudad. A pesar de que la gente esperaba que fueran gigantes, el artista creó una serie de hongos pequeños y bañados en oro llamada 7,8 Hz (Vitrina con hongos agáricos dorados); de hecho, es la primera vez que Höller hace unos de ese tamaño. Para verlos, hay un secreto: hay que observarlos a una distancia un poco retirada y detenidamente, junto con Light Wall —el muro de luces que está enfrente—, para que cree la ilusión de que los hongos se barren. También hay otro hongo que se encuentra en el techo del museo.
La otra pieza creada especialmente para la Ciudad de México es Decision tubes, una red que cuelga del patio central del museo y por donde las personas deben elegir qué camino tomar. De acuerdo con Karla, Höller quiere que los espectadores experimenten y que cada quien viva a su manera esta obra y la exposición en general.
Carsten visitó la ciudad un varias veces para realizarla. “Su trabajo está muy relacionado con la colaboración”, cuenta Karla; por ello se unió a un despacho de arquitectos con sede en Londres para realizar esta obra. Höller y los arquitectos trabajan juntos desde hace cinco años, estos últimos también vinieron en repetidas ocasiones.
Para intervenir el museo, diseñado por Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky, el equipo —incluidos un ingeniero estructural llamado Vittorio Agnesi y un grupo de fabricación e instalación— hizo un estudio estructural y un escaneo láser del patio en febrero de 2018, cuando se comenzó el diseño de Decision tubes. Así decidió cuántos aros iba a tener, cómo iba a ir la red y más. “La intención era irrumpir el edificio. Se trató de modificarlo y cambiar tu percepción de él. Lo invade y lo enaltece”, explica Karla, quien cuenta que, gracias a la obra, la gente conoce mejor el museo.
“La idea fue crear una presencia fuerte en el espacio, un organismo que conectara distintos puntos incluidos algunos a los que la gente no tiene acceso comúnmente. Debía tener cierta transparencia, para crear la sensación de flotar”, explica Eric Martin, uno de los arquitectos y quien es de origen mexicano.
No es muy sabido no muy común la participación de arquitectos en obras de arte. Sin embargo, para Eric, Delvendahl Martin Architects tiene un genuino interés en el quehacer artístico. En este caso, sobre todo con Carsten, “se trata de piezas de gran formato que son habitables, se puede decir que son arquitecturas efímeras con características y un proceso de diseño similar al de un edificio”, explica.
Decision Tubes da la oportunidad de explorar el Tamayo de una manera diferente, que lleva hacia el techo del museo y luego dirige hacia los restos del pintor, y que “probablemente no van a volver a pasar”, dice Karla, quien también explica que las 37 obras son las que Carsten Höller decidió traer a la ciudad.
“Sunday”, Carsten Höller
Como parte de “Sunday”, está la experiencia Two Roaming beds (Grey). Se trata de las camas que forman parte de la muestra, las cuales tienen un crayón en la parte de abajo que va pintando el suelo mientras la cama se mueve. Es la oportunidad para dormir en el Tamayo una noche. La experiencia consiste en probar unas pastas dentales fabricadas por Höller; dependiendo las sustancias que tiene, una se enfoca más en sueños infantiles, otra lo femenino y otra en lo masculino, así que cada persona puede manipularlas de la forma que desee, dependiendo el sueño que quiera tener.
Esta actividad está disponible los lunes y martes del 8 de abril hasta el 25 de junio, los interesados debes pagar $5,000 e incluye una cena ligera, desayuno y transporte al Hotel Habita Polanco para usar una regadera.
El Museo Tamayo abre sus puertas de martes a domingo de 10:00 a 18:00 y la entrada cuesta $70. Se encuentra en Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec.