Brigadistas, radio operadores y torreros se encargan de cuidar que los bosques de la CDMX no sean consumidos por incendios forestales.
El 20 de febrero, el Anillo Periférico, una de las arterias viales más importantes de la Ciudad de México, fue cerrado porque el humo negro impedía la visibilidad. El Ejército controló la zona y por más de ocho horas las llamas parecieron incontrolables: se trató del incendio forestal más agresivo que ha tenido la ciudad en lo que va del año y que se llevó 40 hectáreas de pastizales del Parque Ecológico de Xochimilco.
“Ahí tuvimos un problema por las condiciones meteorológicas. El incendio estaba controlado, pero cuando el viento cambió de dirección, llevó el fuego por otro lado y se reavivó. No ha sido el que más hectáreas consume y por suerte los pastizales se han regenerado rápido, sin embargo, sí fue el más visible por su cercanía a las zonas urbanas”, explica Diego Segura Gómez, director de Preservación, Protección y Restauración de los Recursos Naturales de la Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema).
Del 1 de enero al 2 de abril se registraron 436 incendios en la Ciudad de México, lo que ha implicado daños en 1,949.17 hectáreas principalmente de pastizales, arbustos y hojarasca, y las delegaciones más afectadas son Milpa Alta, Tlalpan, Tláhuac y Xochimilco.
“Tenemos que partir de la idea de que no toda la Ciudad de México es asfalto. Más del 50% es suelo de conservación y dentro de esa categoría tenemos 41 mil hectáreas de áreas forestales y 12 mil hectáreas de áreas naturales protegidas, y en todos esos espacios combatimos incendios con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal y las siete alcaldías que tienen suelos de conservación”.
De acuerdo con información estadística de la Sedema, 2019 ha sido el año con menos incendios forestales desde 2013, siendo 2018 el más complicado con 483 casos entre enero y finales de marzo. La época con mayor propensión a incendios forestales comprende entre enero y mayo, y los horarios de detección oscilan entre las 12:00 y las 16:00.
¿Cómo se combate un incendio forestal?
El procedimiento lo conocen todos los involucrados. Inicia cuando uno de los 42 torreros que hay en zonas forestales de la Ciudad de México, vislumbra una columna de humo. Ellos están en las alturas, observando con meticulosidad que nada extraño ocurra en las hectáreas que desde lo lejos les toca cuidar.
“Tenemos humo en un paraje” es la frase de alerta que recibe el Centro Estatal de Control de Incendios Forestales que es el área central donde se articulan los 554 brigadistas dedicados a apagar incendios en los bosques de la CDMX.
El torrero tiene que indicar de qué color e intensidad es la columna de humo, en qué alcaldía lo ve y en qué paraje. Ellos se saben de memoria los caminos, no pueden equivocarse, si algo sale mal el fuego consumiría todo. Una vez que tienen los datos se informa al Centro Regional de control correspondiente y ellos, a su vez, identifican a la brigada más cercana para que se desplace.
“La brigada reporta su salida y con cuántos elementos acude. Al llegar a la zona manda un aviso y el jefe de la brigada hace una evaluación física del terreno, condiciones de topografía, la pendiente, tipo de vegetación, condiciones meteorológicas, velocidad y dirección del aire y el tipo de material combustible que hay en la zona. Con base en eso define la estrategia de combate y distribuye al personal que trae a su cargo”, explica Segura.
Cada brigada está integrada por 11 personas; sin embargo, si el jefe considera que hace falta gente la solicita vía radio (en caso de que el incendio sea muy grave se puede pedir ayuda al Ejército), lo mismo con equipo especializado que consiste en vehículos que escupen agua a presión o los helitambos, helicópteros que dejan caer agua desde las alturas.
La estrategia de combate consiste en abrir “brechas cortafuego” que, de acuerdo con la Comisión Nacional Forestal, son “barreras artificiales a las llamas” que consisten en delimitar un perímetro y retirar vegetación y residuos que puedan quemarse para que cuando el fuego avance no tenga de dónde prenderse y se extinga. Esta técnica puede fortalecerse con “líneas de agua” en la que se esparce líquido junto a la brecha cortafuego para evitar que la lumbre pueda brincar.
Una vez apagado se realiza un reporte en el que se indica el tiempo que demoró el combate, si fueron pastizales, arbolado adulto, o vegetación y cuántas hectáreas fueron afectadas. Entonces, los brigadistas regresan al punto de observación y los torreros, desde lo alto, a la fase de vigilancia.
Van por la prevención
El 99% de los incendios forestales que ocurren en la CDMX son provocados por el ser humano y el resto ocurre por el efecto lupa, señala el director de Preservación, Protección y Restauración de los Recursos Naturales.
Conductas como lanzar el cigarro desde la ventana de un auto, dejar basura en el bosque y paseantes que no pueden controlar el fuego de sus fogatas o que dejan brasas prendidas son las causas más comunes.
Entre los consejos para prevenir incendios están obedecer las indicaciones al salir de paseo con la familia, no fumar ni lanzar colillas a zonas boscosas, durante las celebraciones patronales no lanzar cuetes cerca de áreas arboladas ni fomentar el uso de globos de cantoya.
“Hay que ser muy conscientes del cuidado que necesitan nuestros suelos de conservación. Los incendios, aunque sean en pastizales que se regeneran en temporada de lluvias o aunque repongamos especies arbóreas y arbustivas, provocan inestabilidad en el ecosistema, se pierde el equilibrio entre vegetación y fauna silvestre y, por si no nos hemos dado cuenta, eso ya está impactando en la forma en la que vivimos en la Ciudad de México”, dice Segura.