Pocos amores nos han durado tanto a los chilangos como el que tenemos por los Beatles: tras 51 años de escucharlos, ya los convertimos en una herencia más para nuestros hijos.
Andrés tiene 10 años y, mientras juega con su tablet, de la invisible bocina escapa la frase “Let’s all get up and dance to a song / that was a hit before your mother was born…”. Hace poco más de un año, una maestra de inglés les habló de los Beatles con tal pasión que el niño llegó a su casa y le dijo a su papá —un escritor cuarentón— que quería tener toda la música de los Beatles en el flamante gadget que le trajeron los Reyes. Desde entonces escucha las canciones mientras juega.
Casi cinco décadas antes, un niño como él hacía lo mismo, pero en una radio de bulbos. Se llamaba Manuel Guerrero y, con el tiempo, se convertiría en el conductor de El Club de los Beatles.
“Comencé el lunes 4 de abril de 1994”, recuerda. “Es maravilloso, es una tradición de algo que disfrutamos mucho”. El pasado febrero se cumplieron 51 años ininterrumpidos de la transmisión de un programa dedicado a los Beatles en México. Empezó en 1964, dos semanas después de la llegada de los Fab Four a Estados Unidos: se llamaba “7 minutos y 90 segundos con los Beatles”, en parte por la frecuencia de Radio Exitos (790 AM) y porque “siete minutos y 90 segundos son ocho minutos y medio, que son más o menos tres o cuatro canciones: tomemos en cuenta que sólo tenían dos álbumes”, explica Guerrero.
Hoy son dos horas diarias, de lunes a viernes. Y no es una simple reliquia ni un programa de relleno: es la emisión bandera de Universal Stereo y del Grupo Radio Centro. Su éxito es la evidencia de que el amor a primera vista de los Beatles y el DF se mantiene tan fresco como el primer día.
TODOS JUNTOS YA
Para Carlos, un diseñador defeño, no había duda: incluso si se le iba la quincena y tenía que comer atún y caminar al trabajo durante semanas, debía llevar a su hijo a la zona VIP del Foro Sol. “Es una leyenda y quizás era la última oportunidad para que lo viera de cerca”, me explicó. El niño tenía 10 años y conserva el recuerdo de esa noche de 2010 como uno de las mejores de su vida.
Ese concierto de Paul McCartney impuso la marca de velocidad de venta de boletos en la Ciudad. (60 mil entradas en menos de media hora). Dos años después, Macca obtuvo otro récord: 200 mil personas en el Zócalo la noche del 10 de mayo de 2012, la mayor asistencia a un concierto en el DF… además de cientos de miles más viéndolo por internet o en pantallas gigantes.
Casi cinco décadas antes, los Beatles hubieran obtenido otro título: el único grupo de rock en haberse presentado en las dos grandes Plazas de Toros del mundo. Habían tocado en Las Ventas, de Madrid, y el sábado 28 de agosto de 1965 lo harían en la Ciudad de México.
Pero uno de nuestros villanos favoritos, Ernesto P. Uruchurtu, regente de mano dura e ideas mochísimas, lo impidió: “consideró que los Beatles eran una influencia negativa para la juventud”, explica Guerrero. En esos tiempos de Papá Gobierno no dejaron a Elvis Presley venir a filmar a Acapulco y a un cantante tan fresa como Frank Sinatra tampoco le dieron permiso de venir.
La banda se presentó ese sábado en San Diego y, al día siguiente, en el Hollywood Bowl de Los Angeles. “En la conferencia de prensa previa les preguntaron por México y dijeron ‘Brian (Epstein, el manager de la banda) quería llevarnos a México, nosotros vamos a donde nos dicen”, recuerda Manuel. Esa ausencia caló hondo (y el hubiera sigue doliendo), sobre todo porque, un año después, los Beatles renunciaron a los conciertos en vivo.
Pero los tiempos cambiaron: en 1993 llegó por fin Paul McCartney al Foro Sol. Fue apenas el inicio: regresó en 2002, 2010 y 2012. La relación de los Beatles con México no acaba allí. Ringo Starr ha convertido al DF en escala habitual de su All Starr Band, una forma de recordar que aquí conoció a su esposa, la actriz Barbara Bach, mientras filmaban El Cavernícola (de 1981).
Según una leyenda urbana, en 1987, George Harrison llamó a Radio Éxitos cuando supo que aún transmitían El Club de los Beatles. Quien nunca vino fue John Lennon.
LARGO Y SINUOSO CAMINO
En 1982, Guerrero fue a Liverpool a entrevistar a gente cercana a los Beatles. “En una estación de radio me dijeron que era increíble que un grupo que se hubiera separado hacía tantos años tuviera ese éxito, con tres hora y media de programas a la semana. ‘No’, les aclaré, ‘son tres horas y media al día”. Incluso en la tierra de los Beatles, la pasión chilanga por el grupo es sorpresiva.
El legado no parece tener fin a la vista. Además del concierto de Ringo Starr en el Auditorio Nacional, la semana que viene Universal Stereo organiza una semana dedicada a los Beatles, que culminará con la presentación de los Liverpool Legends (una banda de covers con músicos elegidos por una hermana de George Harrison) en la Arena Ciudad de México.
Y semana tras semana, grupos de homenaje como Morsa y Help! tocan por toda la ciudad mientras niños de 11 años -como Lúa, hija de un editor de video- piden que su fiesta de cumpleaños sea temática: todo con banderas del Reino Unido y música de los Beatles. Como dirían ellos, it’s getting better all the time.