¿Tu propósito de año nuevo es adelgazar? Platicamos con nutriólogos para conocer los mitos, peligros y consecuencias de las malas dietas que debemos evitar en los regímenes alimenticios cuando deseamos bajar de peso.
Todos nos hemos sometido alguna vez a algún régimen alimenticio. No digo la palabra con “D” —esa que aterra a Homero Simpson— porque su definición no tiene que ver con restricciones —“estar a dieta”— sino con la ingesta regular de alimentos al día. Bajar de peso entra en escena todos los eneros, después de los recalentados navideños, o cuando recordamos que México se ubica en el segundo lugar de obesidad en adultos a nivel mundial. Sin embargo, ¿cuántas veces lo hacemos con la supervisión de un nutriólogo? Con tanto “producto milagro” en el mercado, se nos olvida que es el mejor recurso para conseguir mejores resultados sin riesgos e ignoramos las consecuencias de las malas dietas.
¿Qué hago para bajar de peso?
Esa es la pregunta más común que reciben los nutriólogos, sobre todo de pacientes que han probado “de todo” sin conseguir resultados satisfactorios. Pastillas, polvos que sustituyen la comida y jugos para desintoxicar el cuerpo son algunos métodos que no solo son ineficaces, sino riesgosos. De acuerdo con la nutrióloga clínica Diana Castillo, “el problema es que la gente quiere perder en una semana el peso que ganaron en un mes”.
El famoso detox, poco confiable
Desde hace un par de años se popularizaron los jugos para “desintoxicar” el cuerpo. Pero la realidad es que no funcionan porque cuando bebemos solo jugos, vamos con frecuencia al baño y ¡claro que perdemos peso!; sin embargo, el nivel de consumo calórico baja tanto que, en cuanto comemos de forma normal, el cuerpo almacena toda la cantidad de grasa posible, pues no la obtuvo durante mucho tiempo. Entonces se da el famoso “rebote” una de las consecuencias de las malas dietas. Según la nutrióloga Fernanda Alvarado, un detox “solo limpia la culpa de comer tanto, pero no ayuda a cambiar hábitos”.
Las dietas mágicas
“La dieta de la luna, de la piña, de la sopa de col… Todas esas pasan de generación en generación”, asevera Fernanda, “pero este tipo de restricciones son muy nocivas para el cuerpo, no solo por el rebote sino porque provocan dolores de cabeza, mareos, pérdida de cabello y de músculo o incluso arritmias”.
La dieta paleolítica es una de las más populares, pero también de las más peligrosas. Se popularizó con el crossfit, pues se trata de consumir mucha proteína y pocos o nulos carbohidratos. Este tipo de dieta provoca la cetosis: efecto que obliga al cuerpo a utilizar la grasa como energía, lo que resulta en una pérdida de peso a corto plazo. Lo malo es que, si no se hace con cuidado, provoca desnutrición, malestares y, desde luego, un rebote inevitable.
Tampoco es recomendable copiarle la dieta a alguien que sí está supervisado por un nutriólogo, pues todos tenemos necesidades diferentes. Por ejemplo, según Diana, el 3% del cuerpo masculino está destinado a guardar grasa, generalmente en el área abdominal, y por eso tienen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. En cambio, las mujeres tienen el 12% destinado a la grasa acumulada en cadera, busto y abdomen. Por eso los hombres siempre queman la grasa sobrante de forma más rápida.
La vitamina t no tiene la culpa
No, el tlacoyo no es el malo del cuento. De hecho es muy nutritivo: contiene proteína (frijoles), cereales (maíz) y verduras (nopales). Buen desayuno. El problema es la cantidad. Lo mismo ocurre con los tacos, las tortas, el pozole, los tamales. Mientras recordemos que la ingesta regular de carbohidratos en una persona promedio es de seis porciones, todo irá bien. Un tamal equivale a siete, así que debemos pensar dos veces si, además de la guajolota con doble tamal, pedimos el atole.
Errores y peligros comunes
Comer poco para bajar de peso. Mal. El cuerpo tiene un número de calorías necesarias para vivir y, si no las obtiene, comienza a almacenar grasa. Además, si vivimos con hambre, los niveles de glucosa en la sangre se desestabilizan, lo que puede provocar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Comer demasiados carbohidratos. La comida de fonda es el mejor ejemplo: sopa de pasta, arroz, tortillas, papas y agua de azúcar en un solo menú es la peor decisión.
No contar las calorías en las bebidas. No todo está en la comida; los refrescos, la leche con chocolate y las aguas de fruta tienen una buena cantidad de calorías vacías.
“Todos pensamos que hacer dieta es dejar de comer, restricción y sufrimiento”, dice Fernanda. “Si la piensas así, vas a fallar. El 70% que se somete a dietas hipocalóricas —bajas en calorías— regresan a su peso o aumentan”. Por eso, a decir de Fernanda y Diana, debemos alejarnos de los regímenes alimenticios que prometen resultados rápido y fácil. Son mentira. Peor: son perjudiciales tanto a corto (rebote) como a largo plazo (desnutrición, deterioro del sistema inmunológico, e incluso piedras en el riñón).
Cualquier nutriólogo coincide en que nada es más saludable que los buenos hábitos alimenticios. Nunca saltarse el desayuno, comer alimentos variados y balancear la ingesta con conciencia… Hay hábitos universales que todos podemos seguir, pero lo mejor es consultar a un especialista que ayude a crearnos un sistema alimenticio ideal para nuestro cuerpo. Así que: no hagas dietas, aprende a comer.
NUMERALIA
1 kilo por semana es la cifra ideal para perder durante un régimen hipocalórico.
5,000 pesos cuesta, en promedio, el seguimiento semestral con un nutriólogo.
18 a 20 kilos deben bajar los mexicanos para dejar atrás el récord en obesidad.
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