En seis años, el gobierno de la ciudad ha patrocinado más de mil 300 cirugías bariátricas para combatir la obesidad mórbida
NOTA DEL EDITOR
El contenido de este reportaje fue modificado después de su publicación con la finalidad de atender unas imprecisiones prevenidas por el doctor Carlos Zerrweck.
Como cada lunes, desde las 7:30 de la mañana, varias personas con sobrepeso esperan afuera del Hospital General Tláhuac de la Ciudad de México. Su meta consiste en alcanzar uno de los lugares que los harán candidatos a las cirugías anti obesidad patrocinadas por la Secretaría de Salud local (Sedesa).
Aunque este sólo será el primer filtro que tendrán que superar. Después, deberán someterse a una serie de estudios psicológicos, médicos y de nutrición, entre otros, antes de llegar a ser parte de los 285 pacientes con obesidad mórbida que, en promedio, son elegidos cada año en el marco del programa de Cirugías Bariátricas iniciado por el gobierno del DF en 2009, según cifras proporcionadas por la dependencia gubernamental.
Para enfrentar el problema del sobrepeso que afecta a todo el país –dado que México es el primer lugar mundial en obesidad, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés) –, el gobierno de la ciudad decidió aplicar un modelo de cirugías bypass y de manga gástrica, utilizado desde hace tiempo en la industria privada, como política de salud pública en su ciudad.
En poco más de seis años la dependencia realizó cerca de mil 400 procedimientos, atendiendo a casi 0.7% de los 180 mil habitantes que viven con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a los 40 puntos –que se calcula dividiendo el peso de un sujeto por su estatura al cuadrado–, es decir, según estimaciones del GDF, cuando un sujeto cuenta con obesidad mórbida o extrema que le puede traer graves complicaciones de salud e incluso la muerte.
Además de los bypass y de la manga gástrica, la Sedesa tiene un programa de cirugías plásticas que hasta el momento ha beneficiado a 120 personas: se trata de operaciones para pacientes cuyo cuerpo ha sido afectado por el cambio de peso repentino, ya sean distenciones de la piel que queda colgante u otros.
A diferencia de lo que sucede en países como Chile o Argentina, que tienen un nivel de vida sensiblemente equivalente al nuestro, las costumbres sedentarias y los malos hábitos alimenticios –que afectan principalmente a las familias más pobres en tiempos de crisis– han hecho de México un país propicio al aumento de la obesidad en sus diversas modalidades, informa la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El doctor Zerrweck refiere que cada uno de estos procedimientos bariátricos puede costar entre 150 y 200 mil pesos, razón que hace prácticamente insostenible la posibilidad de que un gobierno, como el del Distrito Federal, pueda patrocinar una de estas cirugías a todas las personas que sufren de obesidad mórbida en la capital del país.
CUERPO Y…. ¿MENTE?
Para Ivonne Tafoya, la parte más beneficiosa de la operación no fue haber bajado 31 kilogramos en pocos meses gracias al bypass, sino que logró controlar la diabetes que padecía desde los 18 años, al punto en que, con el tiempo, se volvió prácticamente imperceptible.
Un caso muy diferente al de su vecina –cuyo nombre no reveló–, quien pronto recuperó todo el peso perdido en la operación por no querer seguir los consejos de sus médicos y nutriólogos. “(El paciente) tiene que estar en seguimiento con sus doctores de por vida, no puede operarse y desaparecer, pues es cuando pueden aparecer complicaciones”, explica el doctor Carlos Zerrweck.
Pero la ineficiencia del tratamiento y las complicaciones de salud para los pacientes que no se cuidan no es el único factor de peligro que acecha a las personas que fueron sujetas a una cirugía bariátrica.
Los cambios drásticos de imagen ocurridos pueden ser un factor para que aparezca la depresión e incluso pueda aumentar hasta cuatro veces la probabilidad de que los pacientes lleguen a cometer un suicidio, señala una investigación del Instituto de Investigación Sunnybrook, de Estados Unidos.
Para la presidenta de la Red Mundial de Suicidólogos en México, Ángela Beatriz Martínez, las personas con obesidad suelen presentar trastornos psicológicos, por lo que deben ser correctamente valoradas antes de que se les realice un procedimiento de estas características.
Por ello –explicó en conferencia de prensa el secretario de Salud local, Armando Ahued–, existe un acompañamiento sicólogico personalizado para los pacientes que decidan recurrir a la Sedesa para combatir sus problemas de sobrepeso.
QUIRÓFANOS LIMITADOS:
La norma mexicana actual, en sincronía con las guías internacionales, indica que la cirugía bariátrica no debe aplicarse a menores de 18 años ni a mayores de 60 años, además de que sólo deben operarse las personas que tienen un grado de obesidad mórbida.
De acuerdo con el doctor Carlos Zerrweck, se ha comprobado que en algunos casos, bajo una correcta valoración previa, sería posible intervenir a personas que cuentan con obesidad grado uno, es decir, que no necesariamente se encuentran en una etapa de obesidad mórbida o extrema.
OTRAS MEDIDAS ANTIOBESIDAD:
- Se brinda asesoría nutricional gratuita a los pacientes hospitalizados, se les personaliza un programa de alimentación para las personas que tienen sobrepeso mórbido.
- Con el programa “El Médico en tu casa” se ofrece un servicio a las mujeres embarazadas, para brindarles una canasta nutricional y así mantenerlas saludables.
- En la campaña “Menos Sal, Más Salud” la Secretaría recomienda el retiro de saleros de las mesas de comercios dedicados a la venta de alimentos y bebidas de la Ciudad de México.
- El programa “Ola Blanca” tiene como objetivo sensibilizar a la población para que se tome la presión arterial como un hábito saludable, así como orientar para estar al pendiente del autocuidado de su salud.
- La campaña “Muévete” promueve estrategias en distintos puntos de la ciudad que fomentan la actividad física en la vida cotidiana, así como la adopción de una alimentación sana.