Hoy se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Por ello, platicamos con el “papá” de la peor señora del mundo
Su vida cambió a los 16 años al conocer la historia de un asesinato cometido por un estudiante. La intriga lo había dejado sin palabras, lo encerró en una atmósfera que hasta ese momento no había experimentado. Crimen y castigo, de Dostoievski, fue el primer libro que leyó completito, página a página y, desde entonces, no los volvió a soltar.
Su iniciación como lector fue cosa del azar. Repite que antes del libro que lo marcó, no había tenido interés por desarrollar ese placer que lo haría cambiar de vocación. Francisco Hinojosa dudaba entre ser médico o veterinario, pero una vez que se enfrentó a los textos, dejó toda intención anterior y eligió las letras. Hoy es uno de los máximos exponentes mexicanos de la literatura infantil.
Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, acabó la carrera y decidió no titularse, pues lo único que le interesaba de la escuela era “tener una guía ordenada de lecturas”, sin contar que antes de concluir ya trabajaba como editor y realizaba colaboraciones en periódicos y revistas.
“Unas personas se fijaron en mí y me dijeron que iban a hacer adaptaciones infantiles de leyendas de espantos de la época de la Colonia y mitos de creación prehispánicos. Se publicaron los dos libros: La vieja que comía gente y El Sol, la Luna y las estrellas, y le fue tan bien a la ya extinta editorial Novaro, que decidieron hacer más coaliciones”, explica.
El reto era convocar a escritores de diferentes estilos y géneros, pues en ese momento, hace 36 años, no existía un gremio mexicano que escribiera para los niños. Tenían que elaborar cuentos originales con la única condición que estuvieran ubicados en una etapa de la historia de México. A Hinojosa le tocó la primera mitad del siglo XX y surgió A golpe de calcetín.
A ese le siguieron dos libros a petición de la Secretaría de Educación Pública que quería probar suerte editando literatura y de ahí surgió el programa “Libros del Rincón”. Uno de sus cuentos se llamó “Joaquín y Maclovia se quieren casar”, basado en cartas y fotos de una pareja de novios, cuyos documentos fueron rescatados del Archivo General de la Nación.
“Hasta ahí todo lo había hecho por petición de los editores. Yo estaba escribiendo poesía y cuento, pero un día se me ocurrió una historia para niños ‘La fórmula del doctor Funes’ y lo disfruté muchísimo. Ahí me di cuenta de que era algo que podía hacer no solo por encargo sino por convicción”, dice.
¿LOS MEXICANOS NO LEEN?
“En el norte de Turambul, había una vez una señora que era la peor señora del mundo…”. Así inicia el libro que marcó la carrera de Francisco Hinojosa, el creador de la historia de la mujer malvada, malvadísima, terrible, que lo mismo castigaba a sus hijos cuando se portaban bien, que si se portaban mal.
“Es muy curioso que La peor señora del mundo haya trascendido tanto. En las ferias del libro hay adultos que llegan para que les firme su ejemplar, he ido a universidades a hablar de mi poesía o ensayos y siempre, al finalizar, quieren hablar del cuento. Parece que marcó muchas infancias y qué orgulloso me siento de eso”, confiesa.
Francisco Hinojosa dice que afirmar que en nuestro país no se lee es una gran falacia pues las encuestas oficiales que revelan esa información tienen un sesgo: se trata de consultas a personas mayores de 12 años, y, a decir del escritor, si se preguntara a los niños desde los cinco años, los resultados de estos sondeos serían completamente diferentes.
“Sucede que en la primaria hay un boom muy fuerte de la lectura que luego decae en la secundaria quizá por los cambios fisiológicos que enfrentan y, después, en el bachillerato, hay una generación descuidada en cuanto a contenidos. Los intereses cambian y los públicos que pensábamos capturados, se van”.
Hinojosa visita ferias del libro, además de unas 20 escuelas por año. Lee cuentos para los niños, los zambulle en las historias.
También les comparte adelantos de los textos que tiene en desarrollo, le gusta ver las reacciones de los pequeños y dice que si no logra captar su atención o si su trabajo le genera dudas, el avance “se va a la basura” e inicia de nuevo, por eso se considera un autor “lento” que ha demorado hasta ocho años en escribir un libro.
“Escribir para los niños no es fácil, hay que asombrarlos o los perdemos. Yo utilizo el humor para hacerlos reír y el juego como técnica, ya sea como tema dentro del libro o como una forma de hacerlos interactuar con los personajes”.
HACER NIÑOS LECTORES
Para el autor de literatura infantil, la mejor forma de lograr que los niños lean es que no se les obligue, además de que quien los motive debe ser lector, “porque esto se contagia”.
Además, asegura que hace falta que en las escuelas haya mediadores de lectura y una materia no evaluable, que sirva para ofrecer un catálogo de libros para que cada niño pueda encontrar lo que le gusta.
Hinojosa recomienda a los padres tomarse el tiempo de leerle a sus hijos cada día, hacer que la misma voz que los llama a comer, los levanta temprano o que incluso los regaña, sea la que les dé un momento de disfrute y los ayude a desarrollar su imaginación.
“La convivencia familiar a través de los libros puede convertirse en un recuerdo muy fino para cuando sean adultos, además de que los acerca a muchas formas de ver la vida porque la literatura siempre nos puede dar sorpresas”, dice.