El próximo año, la CDMX tendrá un diccionario que unificará la Lengua de Señas Mexicana y que hasta vendrá con modismos chilangos.
A partir del próximo año, la Ciudad de México podrá presumir que tiene definidos sus propio modismos mexicanos, pero en lenguaje de señas ya que se publicará el primer diccionario de Lengua de Señas Mexicanas.
La idea principal de este libro es que se unifique el proceso de enseñanza y aprendizaje de dicho lenguaje y que se reduzcan las diferencias en su uso.
Esta primera edición se prepara en el Instituto para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad (Indepedi) en conjunto con lingüistas, diseñadores, editores, asociaciones y miembros de la comunidad sorda. El libro contará con mil palabras que fueron elegidas por el comité que lo elabora.
Para llevarlo a cabo, se representarán los movimientos de las manos y las gesticulaciones en fotografías, ya que se utilizan ambas cosas en la semántica y la gramática de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) para interpretar correctamente las palabras.
Este libro será útil para 14% de las 500 mil personas con discapacidad que hay en la ciudad y que padecen sordera. Es decir, alrededor de 70 mil. Ya que en la capital vive la mayor cantidad de personas con problemas para comunicarse verbalmente.
Un diccionario para enseñar
La primera edición del diccionario estaría lista para finales de este año; sin embargo, el Indepedi informó que aún se analiza adaptar el libro para que sirva como un método de enseñanza de la LSM que sea accesible para cualquier tipo de persona.
Entre las palabras que se ilustrarán se encuentras algunas del lenguaje básico como saludos y despedidas, objetos del hogar, lugares y estados de ánimo. Como parte del proyecto, también se analiza la posibilidad de hacerlo en un formato de video por lo que quedará concluido hasta 2017.
Alexis Martínez, lingüista y traductor de LSM, explica que la importancia de unificar criterios radica en mejorar la comunicación, pues aunque la lengua fue creada en la Ciudad de México hace 150 años también ha atravesado un proceso natural de evolución que no siempre se registra.
“Muchas personas no conocen la lengua y al acercarse a ella introducen señas con las que aprendieron a comunicarse de manera empírica”, dice.
Para hablar y aprender
Uno de los obstáculos más comunes para las personas con discapacidad es que no tienen acceso a una preparación académica adecuada y en este caso las personas sordas y mudas no son la excepción. Incluso, la falta de traductores y especialistas en LSM, ha contribuido al crecimiento de problemas de comunicación de personas sordas y mudas en el país
De acuerdo con el Indepedi, en LSM existen muchas variantes al momento de expresarse, lo que termina limitando la comunicación. Estas han surgido por tres razones principales: por la zona del país e incluso de la ciudad en la que se utilice y por los obstáculos para acceder a la educación y aprender el lenguaje desde la infancia.
El tercer factor, y quizá el más importante, es que muchas personas sordas aprendieron un lenguaje de manera empírica, en casa y usando “clichés lingüísticos”, es decir, señalando algún objeto o incluso dibujando con las manos o recreando alguna acción, como llevarse los dedos a la boca para indicar que se está comiendo.
“Es un lenguaje que le llamamos casero porque surge en ese grupo. Sucede que las familias no conocen la lengua de señas y empieza a haber un proceso de adaptación del niño sordo en el que buscan las formas para comunicarse y lo logran, pero es a través de un lenguaje hasta cierto punto inventado”, dice el especialista en lingüística Alexis Martínez.
Entre los problemas que trae ese “lenguaje casero” está que cuando un sordo conoce las señas que ya existen o que están “normalizadas” de manera implícita incluye las que aprendió en el hogar, por lo que se empiezan a hacer diferencias.
Para Alexis Martínez, otro conflicto es que aunque ya existen diccionarios de Lengua de Señas Mexicana hechos por instituciones y asociaciones civiles, la enseñanza-aprendizaje sigue siendo muy libre y no hay especialización, entonces cuando una persona quiere estudiar puede encontrarse con profesores que estén limitados en el lenguaje y que se dediquen a traducir en lugar de explotar el vocabulario de señas.
“La LSM tiene una gran riqueza, en los glosarios que ya existen han documentado más o menos 2,300 palabras pero esto se puede cuadruplicar porque los estudios se han centrado en la ciudad, pero en otros estados hay adaptaciones. Es como en la oralidad, aquí decimos niño y en otros lugares le dicen chamaco, huerco, escuincle y otras más”, dice Martínez.
Expertos consultados por Máspormás explicaron que el diccionario de Lengua de Señas Mexicana podría ser un material muy útil, pero sólo si se profundiza en su elaboración y no sólo se queda como un glosario de palabras en fotografías.
Es por ello que el Indepedi analiza que se construya como un método de aprendizaje, además de un diccionario que se pueda utilizar a partir del próximo año.
En cifras:
- 150 años tiene que se estableció la Lengua de Señas Mexicana.
- 14% de quienes tienen discapacidad en la CDMX son sordos.
- 1000 palabras tendrá el documento que elabora el Indepedi.