Investigadores del IPN inventaron un sistema para que nunca vuelvas a encontrar estaciones vavías ni sin lugar para dejar la bici.
ARTE: ANDREE ÁVALOS
Augusto se considera un usuario hábil de Ecobici. Sabe, por ejemplo, que debe salirse poco antes de las 17:00 horas de su oficina si quiere encontrar una bicicleta disponible en Polanco, para acercarse al Metro.
Sabe, también, que por las tardes es imposible tomar una bicicleta cerca del Ángel de la Independencia, en Reforma, o lo difícil que puede ser encontrar un espacio libre para dejar la bici cerca de Bucareli.
“Aprendí a la mala: fui de los primeros usuarios de Ecobici y al principio era muy fácil, pero conforme hubo más gente, las estaciones se saturaron y algunas están vacías, pero ya establecí una rutina”, dice.
Primero comenzó a darse cuenta que las estaciones cerca del Metro siempre están llenas alrededor de las 18:00 horas, y que en aquellas zonas con menos transporte público y con Ecobici, las estaciones siempre están vacías a esa hora.
“Sí, es un problema con el que aprendí a vivir. Es molesto, pero tampoco voy a dejar de usar Ecobici por ello. ¿Que si me gustaría que lo arreglaran?, por supuesto. ¿A quien no?”, dice este contador de 29 años y ciclista desde hace seis.
Un par de mineros virtuales
Precisamente este problema —de disponibilidad de bicicletas— es uno de los que intentan arreglar Carlos Esquivel y Fernando Hernández, dos colaboradores del Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional.
Para ellos todo comenzó como un requisito académico de un curso de minería de datos y, como buenos mineros, se pusieron a buscar datos de buena calidad.
Fernando se interesó por datos de la Ciudad de México, lo que eventualmente los llevó al Laboratorio para la Ciudad, una institución del gobierno local que entre sus funciones promueve el uso de datos abiertos de instituciones públicas.
Así fue como finalmente se toparon con Ecobici, ya que el sistema de bicicletas públicas era la piedra preciosa que estaban buscando: contaba con una gran cantidad de datos de la suficiente calidad para analizarlos e interpretarlos.
“Es ahí donde encontramos la información abierta del programa Ecobici y se nos hizo muy interesante porque teníamos más de 16 millones de viajes. Es decir, información relativa a cuatro o cinco años de todos los viajes hechos en la ciudad”, dice Carlos, quien incluso nunca había visto una bicicleta de Ecobici antes del proyecto.
Un camino de dos vías
En febrero pasado comenzaron la tarea de analizar millones y millones de datos y se toparon con el primer problema. El software al que tenían acceso, ya sea de forma comercial o gratuita, no era lo suficiente bueno para sacarle los mejores resultados a la información, por lo que mejor se inventaron uno propio.
“Nosotros hicimos nuestra propia aplicación que no sólo hacía análisis, sino que empezaba a visualizar la información del servicio, entonces ahí empezamos a trabajar con herramientas de software sobre analítica de la movilidad de las personas”, dice Carlos Esquivel.
Este software les permitió transformar un cubo gigante de información en gráficas visuales que muestran la cantidad de viajes que se han hecho en Ecobici desde que inició, si las personas que usan las bicis son hombres o mujeres, que edad tienen, a dónde van, cuantos viajes hacen por mes, por año y hasta en qué horarios.
El proyecto cobró otra dimensión y pasó de lo académico a una aplicación real que llamó el interés de las autoridades locales y de organizaciones como el Instituto de Políticas para el Desarrollo y el Transporte (ITDP por sus siglas en inglés).
“Decidimos entrar a un proyecto pequeño, pero que tuviera un efecto de demostración grande como Ecobici. Con el Politécnico vimos que ya habían avanzado por su lado y nosotros los asesoramos en materia de movilidad”, dice Gonzalo Peón, director en México del ITDP.
Tras esta colaboración, el proyecto se ha enfocado en mejorar una plataforma —como una página web— que predice qué estaciones de Ecobici son las que más se llenan y cuáles son las menos socorridas por los usuarios.
También sirve para saber cómo se deben distribuir las bicicletas en diferentes horarios según la demanda de los usuarios, para que así nadie se quede sin poder utilizar el servicio de Ecobici.
“La idea es aprender de lo que se está haciendo con Ecobici y después poderlo replicar en Metro, Metrobús e inclusive facilitar la integración de diversos sistemas de transporte en la planeación de viaje”, dice Gonzalo Peón del ITDP.
Los datos que se generan, incluso, pueden ser utilizados con fines comerciales, como saber dónde abrir restaurante y hasta qué tipo de publicidad se puede poner en cada zona de la ciudad.
“Nosotros conocemos cómo se mueven cientos de miles de personas en la ciudad, sabemos qué edad tienen, de qué sexo son, y sus horarios. Claro, sin acceso a sus datos personales”, dice Carlos, quien considera que este es un elemento esencial para convertir a la CDMX en una ciudad inteligente.
En cifras:
- 25 ciclovías confinadas o preferenciales tiene la Ciudad de México.
- 232 mil usuarios acumulados tiene el sistema de bicis públicas Ecobici.
- 38 millones 385 mil viajes tenía registrados Ecobici hasta la semana pasada.